Comercio electrónico y publicidad on line.

El tiempo es un protagonista de nuestras vidas del que, lamentablemente, no podemos olvidarnos.

Incluso, llegar a definir ¿qué es el tiempo? puede resultar engorroso porque, aun cuando vivimos a diario con él, lo usamos para ponernos de acuerdo con los demás y para organizar nuestro día, si alguien nos pide que lo definamos…pues nos quedamos al nivel de definir en que unidades lo medimos, y decimos cosas como “son las horas del día”, o “está dividido en segundos, minutos, horas, días, meses, años” y así…

Si buscamos definiciones denotativas de tiempo, podemos encontrar algunas como :

Tiempo, periodo durante el que tiene lugar una acción o acontecimiento, o dimensión que representa una sucesión de dichas acciones o acontecimientos.

Tiempo : sistema usado para poner un evento en relación a otro, como anterior, posterior, simultáneo, o también pasado, presente y futuro.

Pero bueno, y todo esto ¿a qué viene?¿Qué tiene que ver el tiempo con las tecnologías y las nuevas acciones que realizamos los humanos gracias a esta herramientas?

¡Pues sí que tiene que ver! Resulta que, entre las nuevas posibilidades que nos brindan estas tecnologías, está también incluida la opción de burlarnos -solo un poco- de la ferrea dictadura que nos impone el tiempo, y ESTAS SON PALABRAS MAYORES.


La sociedad humana esta -desde hace mucho tiempo- conformada por grupos humanos que viven en zonas geográficamente alejadas, y dadas las características del movimiento de la tierra alrededor del sol y de su propio eje, estos grupos no comparten los períodos en que el sol los ilumina, o sea, puede suceder -perfectamente- que cuando para un determinado lugar es “de día”, para otro sea “de noche”.

Esto, a los efectos de una comunicación presencial (léase todos los participantes reunidos, en el mismo instante, en un mismo lugar, a una distancia física considerada “humana”, o sea, medida en unos pocos metros) resulta fácil de lograr, solo hay que esperar que todos estén presentes -y despiertos-.

Pero, aun cuando la comunicación presencial mantiene un innegable valor -estando frente a frente, cercanos, uno pueda captar matices del comportamiento de nuestro interlocutor que resultan extraordinariamente expresivos - el hecho de tener que trasladarnos físicamente hasta el lugar de encuentro suele ser una traba frecuentemente insalvable, que nos hace sopesar si necesitamos este contacto, o lo podemos postergar.

Sin embargo -y contrariamente a lo planteado por algunos detractores del uso de ciertas tecnologías- muchas de estas herramientas han permitido la realización de contactos comunicativos que, de no ser por ellas, no habrían sucedido, dadas las complejidades que involucrarían.

Imagínese usted intercambiar informaciones con un colega suyo sobre un tema que investigan en común, estando uno en la Habana y el otro en Kuala Lumpur, Tailandia, o en Pontianak, Indonesia, nuestros antípodas (más o menos….): si tuvieran que hacerlo presencialmente habría que viajar físicamente durante unas cuantas horas, a un costo elevado en recursos financieros y tiempo consumido en la travesía.

El conocido jet lag, incómodos síntomas que surgen después de largos viajes entre distintas zonas horarias, y que compiten contra la efectiva realización de las más diversas actividades humanas (científicas, deportivas, entre otras), es otro de los inconvenientes de estas relaciones comunicacionales presenciales entre semejantes de distintas latitudes.

Pues bien, convencidos todos de la imposibilidad de enfrentar diariamente tamaños problemas, se recurrió a las tecnologías y su apropiación creativa para buscar soluciones convenientemente efectivas, y se pasó de la modalidad de comunicación sincrónica (o sea, todos presentes y despiertos en un momento determinado) a una modalidad asincrónica, donde se prescinde de una serie de características en función de abaratar el proceso.

¿Cuáles son las características de una comunicación asincrónica? Es muy simple de entender: Usted deja, en un determinado “lugar” de la red, en un momento A, un paquete de información (denominado usualmente mensaje) consistente en un sistema de portadores de información, léase textos, imágenes fijas o en movimiento, sonidos, y su receptor, en un momento B, accede a este mensaje, los recibe, la analiza y responde, utilizando -a su vez- una técnica semejante.

Esta es una práctica usada intensamente en las conocidas redes sociales como facebook, twitter o vkontakte, a las que acceden personas de las más diversas latitudes, las que encuentran en esta modalidad asincrónica una forma viable y simple para mantenerse en contacto con sus grupos de interés.

Pero, hay otra práctica social que ha sido ENORMENTE beneficiada por estas tácticas comunicativas, que no es otra que…el comercio.

Practicado de forma presencial desde tiempos inmemoriales, ha consistido -como concepto- en "el proceso y los mecanismos utilizados, necesarios para colocar las mercancías, que son elaboradas en las unidades de producción, en los centros de consumo en donde se aprovisionan los consumidores, último eslabón de la cadena de comercialización. Es comunicación y trato".

Mercados, tiendas, subastas, lanzamientos, ferias, jornadas, todos han sido escenarios propios de la actividad comercial, donde un vendedor -usualmente no productor- trata de llamar la atención del público sobre sus productos.

Algunas realidades de estas prácticas -en sus formas convencionales presenciales- son su relación con los horarios (las actividades comerciales se realizan en determinados horarios), la relación con las condiciones climáticas imperantes en el entorno en que se realicen, y el necesario desplazamiento físico en el sentido de acercar consumidores y mercancías.

Pero, las tecnologías no han resultado ajenas a estas prácticas, o, tal vez, al revés, las prácticas comerciales se han aprovechado de cuanto avance tecnológico ocurra para potenciar las ventas, y de esta forma, apareció una actividad hasta ahora desconocida :el comercio electrónico.

En resumen, el comercio electrónico no es otra cosa que cualquier forma de transacción comercial en la cual las partes involucradas interactúan de manera electrónica y no de la manera tradicional por medio de intercambios físicos o trato físico directo.

De esta forma se están aprovechando las grandes ventajas que proporcionan las nuevas tecnologías de la información, como la ampliación de la oferta, la interactividad y la inmediatez de la compra, con la particularidad que se puede comprar y vender a quién se quiera, y, dónde y cuándo se quiera.

En estas ventajas anteriormente descritas no se incluye una MUY IMPORTANTE, relacionada con el necesario “contacto” del potencial consumidor con las distintas ofertas, y es el hecho de que, en particular INTERNET, resulta un medio MUY EFICAZ para permitirnos entrar en contacto con todo tipo de prácticas sociales, culturales y productivas, sin importar donde se ubican, en que punto de la geografía mundial se localizan, en fin, desaparecen las distancias….

Ahora mismo alguien puede estar pensando “!No, no,no…nada de eso, no es lo mismo ver imágenes de un producto que tenerlo en la mano! Y eso suele ser verdad, SIEMPRE Y CUANDO tengamos la oportunidad real de llegar a ponernos en la situación de tenerlo en la mano, léase -por poner un ejemplo- viajar hasta el otro extremo del mundo, en lo que, sin lugar a dudas, se convertiría en un incremento sustancial del precio a pagar por un producto o servicio determinado.

Igualmente son numerosas las ocasiones en que NO NECESITAMOS tener el producto en la mano para saber que es justamente el que queremos. Por ejemplo, si ya lo conocemos con antelación, lo hemos valorado, si es de una marca de reconocida calidad y efectividad, en fin…

Pues bien, a todas luces el comercio electrónico llegó para quedarse, no necesariamente para sustituir otras formas tradicionales -al menos en un principio- sino para complementarlas, apoyándose en otros avances tecnológicos como las herramientas financieras que pueden usarse como medios de pago directamente desde y sobre la red, léanse tarjetas de crédito, micropagos telefónicos, entre otros en desarrollo actualmente.

Algunas cifras al respecto de nuestro vecino Méjico, por solo citar un ejemplo del área: según una nota de la agencia Notimex se da a conocer que durante el pasado 2008 el comercio electrónico creció en Méjico en un 85%, llegándose a facturar 1 768 millones de dólares, con una penetración de 8% con respecto al total de ventas del año, y en avances del 2009 ya afirman que este porciento de penetración SE DUPLICÓ.

¿Por qué esta aceptación? Bueno, se citan algunas ventajas importantes, tanto para vendedores como para compradores:
Para las Empresas
* Desaparecen los límites geográficos y de tiempo, dada la característica asincrónica de esta relación entre vendedores y compradores, las “tiendas” están abiertas, disponibles las 24 horas del día, 7 días a la semana, todo el año.
* Reducción de un 50% en costos de la puesta en marcha del comercio electrónico, en comparación con el comercio tradicional.
* Reducir personal y presupuestos publicitarios.
* Acceso a mercados potenciales de millones de clientes.

Para los clientes puede significar :
* Un medio que da poder al consumidor de elegir en un mercado global acorde a sus necesidades.
* Brinda información pre-venta y posible prueba del producto antes de la compra.
* Inmediatez al realizar los pedidos.
* Servicio pre y post-venta on-line.
* Reducción de la cadena de distribución, lo que le permite adquirir un producto a un mejor precio.

Definitivamente, la repercusión de las tecnologías y sus avances están influyendo determinantemente no solo en nuevas actividades devenidas de su uso, sino en otras “sólidamente” establecidas dado su desarrollo en la historia humana.

Ahora, ¿en qué medida han sido solo las tecnologías, o el diseño de la comunicación entre tecnologías y humanos, los que han tenido mayor repercusión en este impacto?

Ya veremos...

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