Bueno, y por fin.... ¿Qué es INTERNET?.

El hombre es un ser social, dicen estudiosos y especialistas de la especie que más se ha destacado en los últimos 200 000 años sobre la faz de la tierra.

Tiende a vivir en comunidades, trabaja en equipo, se relaciona, se comunica….y esto es una característica muy importante. Para todo esto, el hombre ha dedicado innumerables esfuerzos relacionados con lograr una comunicación más efectiva, a través de diversos canales: pinturas en las paredes, gruñidos, silbidos, gestos faciales, manuales o corporales, en fin, ha echado mano a cuanto recurso le permita expresar los -cada vez- más sutiles matices de sus pensamientos y estados de ánimo.

Atendemos continuamente a la comunicación con nuestros semejantes : esto se puede constatar con el período de tiempo -más o menos largo- que todos dedicamos diariamente a estar frente al espejo (aunque no lo reconozcamos), convencidos de que nuestra imagen transmite muchos de nuestros más ocultos estados de ánimo, postura ante la vida y otros tantos detalles.

Y esta relación con otros humanos nos resulta interesante, divertida, productiva, y nos lleva a prestar atención de forma especial a todo recurso que nos permita desarrollarla con efectividad, como es el caso de las redes, a las que hoy vamos a prestar especial atención.
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La intención de conectar dos puntos remotos para intercambiar informaciones tuvo su base en el ahorro de esfuerzos : resultó especialmente económico tender un alambre de metal entre dos puntos remotos para transmitir una corriente eléctrica usando cierto código para entenderse, en vez de tener que trasladarnos de un lugar a otro para comunicar una confirmación, una negación o cualquier detalle propio de los más diversos temas. Sistemas como el código Baudot y el Morse permitieron y permiten esta efectiva conexión.

Después vino el tfno, y se incorporaron nuevos matices a esta comunicación, cuando pudimos oir las inflexiones de la voz de nuestros interlocutores. No era lo mismo que nos dijeran SI, en una cuerda de total convencimiento, a que oyéramos si,si, en una franca intensión de salir de nosotros.

Después, con el cine y la tv, pudimos ver a nuestro interlocutor -no él a nosotros- pero aquí tomaron el poder del hecho comunicativo las imágenes, y -por solo citar un ejemplo- la gesticulación facial y manual resultaron especialmente expresivas, protagónicas.

Pero, lo de la comunicación por las redes actuales no tiene nombre!.

Escribimos y nos escriben, hablamos y nos hablan, vemos y nos ven…y la comunicación está de fiesta. Imágenes fijas y en movimiento, sonido de alta calidad, textos animados, incluso todo mezclado, los portadores de mensajes se potencian los unos a los otros.

Y todo esto gracias a los soportes tecnológicos que han echado a volar la imaginación de los propios humanos que los están creando. Por ejemplo.

Con una visión geográfica de pequeña escala, las personas íbamos a los espacios públicos (por ejemplo, el parque del barrio) a ver a otras personas, poder “conectar” con ellas…y a que nos vieran y conectaran con nosotros.

Es frecuente escuchar descripciones en las cuales se nos explica que en el parque tal las muchachas caminaban en un sentido y los muchachos en el otro, y así se propiciaban los encuentros, y esto puede parecer anticuado, pero sin dudas resultaba muy efectivo : todos sabemos lo expresiva que puede resultar la imagen de una persona que viene de frente a nosotros.

Este mecanismo sigue funcionando hoy día, claro que si, y el que no lo crea, que aproveche cuando este en la Habana y se detenga un rato en la esquina de 23 y L, y verá lo que es actividad y el movimiento humano en función de propiciar encuentros visuales bien comunicativos.

No obstante, si interesante resulta encontrarse visualmente con otros semejantes a escala local, imagínense lo que puede significar hacerlo a escala global.

Y esto es lo que, desde ya hace un cierto tiempo, se está propiciando gracias a las redes, con un cierto pensamiento que acuñó la frase “ciudadano del mundo” por encima de la limitación local del tipo “madrileño”.

Por tanto, la visión inicial de Lawrence G. Roberts (del Laboratorio Lincoln, en el MIT) en la que una red de computadoras enlazadas por vía telefónica permitía intercambiar mensajes con puntos remotos evolucionó de forma no pensada por sus creadores hacia un escenario donde no hay límites para el internauta, ellos tienen acceso a la información, la comparten, la debaten y APORTAN, lo cual es un nuevo elemento.

Del hecho de facilitar el aporte individual a un tema, surgió una diferencia esencial con la situación anterior : si usted acude a una biblioteca, consulta un prestigioso libro y -debido a su propia experiencia y conocimientos previos en la materia- no coincide con la forma en que en él se plantea un tema específico…pues nada!, resignación, la magnitud del esfuerzo (físico y monetario) que implica la edición de un libro tradicional que comente o increpe al ya consultado, excede frecuentemente con creces nuestras posibilidades de tiempo y recursos, por tanto, solo queda el conversar con amigos y colegas sobre el asunto.

Pero, ahora todo cambió. Las publicaciones que encontramos en la red pueden ser accedidas, analizadas, contrastadas, debatidas con otros grupos de internautas cercanos al tema, e impugnadas de forma inmediata, a través de cualquiera de los mecanismos que se ponen a la disposición de los usuarios : la publicación de artículos en sitios de opinión, o en blogs personales, o en forma de opiniones dejadas directamente en el lugar de la publicación, hoy es frecuente encontrar recursos puestos en función de colectar opiniones directamente en el sitio donde encontramos los temas expuestos.

Y esto está MUY BIEN: De esto trata la creación colectiva o colaborativa, de la posibilidad de interactuar con la información, lo que significa mucho más que recibir o consumir los datos que encontremos.

¿Quieren un ejemplo que puede mostrar la magnitud de los efectos derivados de la interacción con la información? ¡Prepárense!

¡Nadie se salva! ¡Ni MICROSOFT, gigante entre los gigantes!

Con fecha 31 de marzo de 2009 apareció en una publicación de cierta credibilidad en la red ( ComputerWorld) una noticia que, en verdad, generó comentarios por doquier : Microsoft abandonará su Enciclopedia Encarta a final del año 2009, incluyendo su versión en Internet y el cese de sus actualizaciones por suscripción.

"El concepto tradicional de las enciclopedias y de los materiales de referencia ha cambiado," afirma Microsoft en un mensaje publicado en el sitio web de Encarta. "Hoy en día las personas buscan y consumen la información de una manera sustancialmente diferente a hace unos años", añade el mensaje.

Pues sí, los cambios se suceden unos detrás de los otros, y el consumo de información crece. Como diría Michael Smith, de Media Management Center "El usuario de internet es una persona que siempre quiere más. No se conforma con lo que sale en un diario de la mañana sino que quiere todo el tiempo la actualización de la información", y esta no es una práctica ociosa, ni un vicio, es una actitud que acompaña la necesaria toma de decisiones que, a diario, nos vemos obligados a hacer en tanto temas diversos.

Desde este punto de vista, podemos entender la clasificación de esta nueva forma de organizarnos, la llamada Sociedad del Conocimiento o Sociedad Red, y justificar -además- la continuada preocupación por mantenernos “on line”, entendiendo por conectados el estar asequibles para el intercambio con otros humanos, acceder a sus fuentes de información y poner a disposición social las nuestras.

De aquí la aparición de nuevos términos que vienen a formar parte de las características de muchas de nuestras cotidianas herramientas, como es el caso de una computadora portátil con WIFI, o de un teléfono móvil con Bluetooth, todos en función de lograr más efectivas comunicaciones.

¿WIFI? ¿Bluetooth? ¿Y estos términos de donde vienen, qué significan?

Ya veremos.

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