Nos caimos del mundo, nos alerta Eduardo Galeano

Hoy vamos a mirar las tecnologías desde un punto de vista distinto al usual : vamos a colocarnos detrás de los ojos de un escritor.

Recientemente recorría la red un artículo con un nombre sugerente: Me caí del mundo y no se por donde se entra. ¿Su autor? el periodista y escritor Eduardo Galeano, de 68 años, que ha dedicado gran parte de su obra a denunciar los abusos del imperialismo en Latinoamérica y es un reconocido activista de los foros políticos alternativos.

Este escritor, con una obra iniciada hace más de 40 años -Los días siguientes (1963)-viviría recientemente un episodio de gran notoriedad tanto política como social cuando el presidente de Venezuela Hugo Chávez escogiera uno de sus libros, la traducción al inglés de Las venas abiertas de América Latina (1971) para obsequiárselo al nuevo presidente de los EU, Barack Obama en un gesto cargado de significado, sucedido durante la pasada V Cumbre de las Américas, en Trinidad y Tobago.

Para eso de que la humanidad y sus prácticas socio culturales funcionan como un sistema, donde cualquier acción de una órbita determinada tiene influencias directas en otros varios entornos, el citado libro pasó del puesto 60.280 al décimo de la tabla de ventas del portal Amazon, especializado en la comercialización de literatura y programas en la red.

Pero el nuevo escrito de Galeano -Me cai del mundo- puede tener especial significado para personas que pasen de los 25 años, y ha dado mucho de que hablar con respecto a ciertas prácticas -frecuentemente irrespetuosas con la humanidad y el propio mundo en que vivimos-.

A analizar algunos de estos sensibles matices vamos a dedicar el comentario de hoy.
Dice Galeano justo al inicio de su texto : “Lo que me pasa es que no consigo andar por el mundo tirando cosas y cambiándolas por el modelo siguiente sólo porque a alguien se le ocurre agregarle una función o achicarlo un poco”.

Unas líneas más adelante nos comenta :
Lo que digo es que en algún momento me distraje, me caí del mundo y ahora no sé por dónde se entra.
Lo más probable es que lo de ahora esté bien, eso no lo discuto.
Lo que pasa es que no consigo cambiar el equipo de música
una vez por año, el celular cada tres meses o el monitor de
la computadora todas las navidades.
¡Guardo los vasos desechables!
¡Lavo los guantes de látex que eran para
usar una sola vez!
¡Los cubiertos de plástico conviven con los
de acero inoxidable en el cajón de los cubiertos!


No se ustedes, pero yo me vi reflejado en muchas de estas líneas, y no creo que hayan sido solo análisis surgidos solo desde el bolsillo, sino más bien desde una toma de conciencia de que -con demasiada frecuencia- nos vemos arrastrados a realizar o participar en acciones irrelevantes, innecesarias, desgastantes o al menos carentes de sentido práctico.

Los ejemplos se me agolpan en el pensamiento ahora mismo, y toman la forma de temas relacionados con la conocida MODA que tanto espacio ocupa en los medios internacionales, aun cuando está sufriendo frecuentes embates de una opinión pública que ahora se expresa más fácilmente a través de los canales tecnológicos tipo SMS, blogs o redes sociales, y se nos presenta harta de engaños sucesivos y convulsiones ficticias.

Hay algunos botones de muestra. Desde el reciente lanzamiento de un nuevo aparato, de nombre que resulta levemente familiar, iPad, que llegó precedido de una brutal campaña publicitaria desarrollado por una empresa que presta mucha, pero muchísima atención a estos asuntos, la norteamericana Apple del conocido Steve Job, hasta las recién concluidas pasarelas de modas de las CIBELES, las que recién estrenaron un salto “cualitativo” aunque tal vez tenga mucho de comercial: modas para “gordas”, y aclaro que se refieren al concepto de gordura según patrones europeos.

En el caso del iPad, recién conversábamos su intención de colocarse a la mitad entre teléfonos inteligentes y netbook, esto realmente no es un invento de Apple, hay muchas empresas que han lanzado al mercado -desde hace años- aparatos más capaces que una agenda electrónica promedio, pero más débiles que las computadoras portátiles.

Sin embargo, la crítica especializada y la opinión pública no ha sido muy benevolente con el susodicho iPad, y lo acusan de no satisfacer las expectativas creadas con la campaña publicitaria, que tensó la curiosidad de sus fans hasta niveles pocas veces vistos, apoyándose en el innegable éxito de su producto estrella, el iPhone, paradigma actual de los llamados smart phones.

Bueno, esta bien, todo esto al final es puro glamur, el tal vez más innecesario refinamiento de un mercado que sigue sin atender a necesidades mucho más concretas que permitan lograr un acortamiento de la -¿Por qué no?- dramática brecha digital, que muestra unos índices de crecimiento alarmantes para los del extremo de abajo y muy reconfortantes para los de arriba.

Pero no, todo no queda aquí…Hay más.

Resulta que cuando Galeano nos dice que no consigue andar por el mundo tirando cosas y cambiándolas por el modelo siguiente sólo porque a alguien se le ocurre agregarle una función o achicarlo un poco, está reflejando la otra cara de la moneda, la que es resultante de esta desenfrenada pasión por el cambio de las tenencias materiales, evaluándolas más por lo que me dicen que por lo que pienso o por el resultado que obtengo de su uso. ¿En que se traduce esto?

Es fácil de entender: desde el ya lejano 2006, en un evento realizado en Nairobi organizado por el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), grupos de estudiosos de la relación tecnología-medio ambiente nos están alertando CON CIFRAS sobre un problema concreto: se calcula que anualmente se generan hasta 50 millones de toneladas de aparatos electrónicos que son desechados.

En un informe proveniente de el citado evento africano de 2006, se decía :Tal sólo en Estados Unidos, dice el PNUMA, entre 14 y 20 millones de PC son desechadas cada año.Y se espera que la basura electrónica que llega a los países en desarrollo se triplique para el año 2010.

Alguien puede estar pensando ahora mismo, pues claro, si tengo un aparato roto, lo boto -sería mejor lo entrego para su reprocesamiento- y trato de conseguir otro, y estamos de acuerdo, esto tiene lógica. Pero no está formado el 100% de estos desechos por aparatos rotos, nada de eso, en gran medida las necesidades impuestas desde la publicidad comercial y las modas de consumo llevan a muchos a deshacerse de muchas de sus pertenencias en perfecto estado, e ir a buscar la que más que una solución a un problema determinado, le va a significar un indicador de nivel de vida, las llamadas tenencias conspicuas, encaminadas a reafirmar posturas sociales, éxito económico y pertenencia a un  determinado grupo.

Pero volvamos a Galeano, su texto puede producirnos más de una preocupación cuando nos escribe:
Me muero por decir
que hoy no sólo los electrodomésticos son desechables; que
también el matrimonio y hasta la amistad son descartables.
Pero no cometeré la imprudencia de comparar objetos con personas. Me muerdo para no hablar de la identidad que se va perdiendo, de la memoria colectiva que se va tirando, del pasado efímero. No lo voy a hacer. No voy a mezclar los temas, no voy a decir que a lo perenne lo han vuelto caduco y a lo caduco lo hicieron perenne.
No voy a decir que a los ancianos se les declara la muerte apenas empiezan a fallar en sus funciones, que los cónyuges se cambian por modelos más nuevos, que a las personas que les falta alguna función se les discrimina o que valoran más a
los lindos, con brillo, pegatina en el cabello y glamour.


Tal vez, en dependencia de la edad de la persona que está oyendo y analizando junto conmigo este texto, estemos viendo en nuestra mente cuán real, cuán cotidiana se NOS han vuelto estas palabras, aunque quiero hacer -ahora mismo- una aclaración. No son las tecnologías las culpables de esta -frecuentemente- lamentable realidad, somos LOS HUMANOS, verdaderos protagonistas de estas acciones, los que tenemos que llamarnos a capítulo, no de forma tremebunda y evocando a cada paso el advenimiento del Armagedón, sino con una visión razonable, práctica, en resumen   -y a expensas de que sea una redundancia- HUMANISTA.

Una vez más, como diría con graciosa sabiduría aquel famoso personaje infantil lamentablemente desaparecido de las pantallas, “Algo anda mal”. Pero con solo lamentarnos no resolvemos nada.

Es la propia sociedad humana, es cada individuo en su entorno más cercano y su forma de actuar, los que tienen que tomar medidas en este sentido, caracterizadas por la misma inteligencia que matiza tanta brillante creación del mundo de las tecnologías. No solo hay que ganar conciencia, hay que actuar, revirtiendo patrones de conducta guiados por el desenfreno consumista más absurdo, llegando a crear líneas de actuación premiadas por la propia sociedad cuando demuestren ser razonables, respetuosas con el medio y con los demás seres humanos.

Y también hay que penalizar, claro que si, con medidas coercitivas que desanimen a los que actúan de forma superficial en temas que nos implican a todos. Dada la cantidad de opiniones que a diario circulan por el mundo de las tecnologías en este sentido -y siendo optimistas, claro que si- podemos llegar a una conclusión parcial : determinados grupos humanos están ganando cierta conciencia o al menos se están comenzando a preocupar -en serio- con algunos de estos temas. Y eso no esta NADA MAL.

Ahora… ¡habrá que estarse bien alertas en lo relacionado con las medidas que se tomen! Es muy probable que estas no tengan que ver necesariamente con los problemas principales o no sean todo lo rigurosas que se necesita, el reciente fracaso de la cumbre de Copenhague es una muestra fehaciente.

Sin embargo, ha surgido un término, visto hace unos meses en un artículo de prensa digital, que resulta muy llamativo -y preocupante- y tiene el título : Nace la 'policía' cultural de Internet

¿Policía?¿Pero quién la puso?¿A qué intereses responde?¿A los míos, a los suyos, a los nuestros?¿Seguro?

… ya veremos….

1 comentario:

Zorro Tapatío dijo...

Concuerdo con muchas cosas de su artículo, aunque cabe aclarar, Galeano no escribió eso, ya lo ha dicho por ahí muchas veces.

Saludos !!!