Volviendo sobre los pasos...del eG8


El poder: este atributo ha interesado a más de una figura en la historia de la humanidad, y los creadores de tecnologías no han estado ajenos a esta debilidad por “el poder”.

Si analizamos el quehacer del mejicano Carlos Slim, el norteamericano Bill Gates, el indio Mukesh Ambani, el francés Bernard Arnault, el brasileño Eike Batista, el español Amancio Ortega, el alemán Karl Albrecht  o alguno de los muchos multimillonarios recientemente surgidos en territorios de Asia y Medio Oriente, veremos cómo -de una forma u otra- sus direcciones de trabajo, en las que han apoyado las más diversas creaciones incluyendo las tecnológicas, apuntan a un fortalecimiento de su poder.

De esta forma se reconocen (los más poderosos, los menos, los de igual poder), se reúnen (ver el selecto club Bilderberg, objeto de una marcada curiosidad y envidias en el mundo de los “poderosos”), buscan asociarse, se espían, en fin…
Lo agresivo del quehacer de muchos países de este nuestro mundo ha hecho surgir -en el transcurso de la historia más cercana- más de una asociación encaminada a conseguir -en colectivo- un mayor poder que el de los miembros de forma individual. Seguramente nos vienen a la mente ahora mismo más de uno en la mente: el desaparecido Tratado de Varsovia, la -lamentablemente sobreviviente- OTAN, o -un poco más atrás- a los Aliados y al  Eje Roma-Berlín-Tokio.

Actualmente existen otras agrupaciones, con un perfil más “blando”, pero con semejantes objetivos -más o menos declarados- como es el caso del conocido G8, un supuesto foro de cooperación y consultas, formado por  Alemania, Canadá, Estados Unidos, Francia, Italia, Japón, Reino Unido y Rusia, países industrializados cuyo protagonismo político, económico y militar resulta muy relevante a escala global.

El origen de este grupo se fijan en marzo de 1973, cuando, a petición de George Shultz, Secretario de Tesoro EU,  se reunieron los ministros de finanzas de un grupo de 6 potencias económicas mundiales ( Estados Unidos, Japón, Alemania Occidental, Italia, Francia y el Reino Unido) a las que posteriormente se sumaron Canadá y Rusia. Es a partir de la Cumbre de Kananaskis (Canadá, 2002) que se reconoce al G8 como un protagonista de importancia en muchas de las acciones que vemos desarrollarse a diario.

Y no se desespere: ya llegaremos a los temas tecnológicos, pero hay que recorrer un pequeño trecho antes. El G8 realiza una reunión anual, conocida como Cumbre del G8, sucesora de otras cumbres de los organismos antecesores, la primera de las cuales se realizó del 15 al 17 de noviembre de 1975 en Francia. En resumen, pura vida social con marcado interés económico del grupo de los más poderosos. Hasta aquí, nada nuevo bajo el sol…pero…llegó la Cumbre #37, realizada también en Francia, y hubo algo que llamó la atención del resto del mundo.

Esta cumbre, organizada por el presidente de Francia, Nicolás Sarkozy, tuvo un nuevo -e inusual- matiz: además de ocupar los tres días clásicos que se habían usado como costumbre, esta ocasión tuvo un preámbulo los días 24 y 25 de mayo de 2011,  en el que participaron -nada menos y nada más- que un grupo de personajes provenientes de un nuevo grupo de poder: las empresas especializadas en tecnologías. 

¿Quiénes participaron en esta “pre cumbre” conocida como eG8? ¿Quiénes pudieron sentarse a la mesa con los poderosos de siempre?

Bueno pues, además de los presidentes de los países del G8, asistieron  Mark Zuckerberg, de Facebook, Eric Schmidt, de Google, Jeff Bezos, de Amazon, John Donahoe de eBay, Rupert Murdoch, de News Corporation, que incluye a Fox News,  Myspace y el Wall Street Journal,  Peter Chou presidente de HTC, Hiroshi Mikitani, director de la japonesa Rakuten,  Jimmy Walles (Wikipedia),  Stéphane Richard director ejecutivo de France Telecom,  Niklas Zennström de Skype,  Vint Cerf reconocido como uno de los inventores de Internet, y  Bernard Lévy de Vivendi.

Sarkozy dijo que este grupo, que él mismo promovió desde la presidencia del G8, empezará a reunirse una vez al año, aludiendo a la necesidad de establecer “algún tipo de regulación a nivel mundial“ sobre INTERNET y el desarrollo de las tecnologías. Eric Schmidt, de Google, destacaba por su parte que “la tecnología va mucho más rápida que los gobiernos. No podemos legislar antes de saber si la propia tecnología ofrece remedios a los problemas”.

El creador de Facebook dejó claro que bajo su experiencia “las herramientas están para usarse como motor de expresión y difusión de mensajes, pero siempre teniendo en cuenta que las personas, los usuarios son los que hacen la web, los que tienen la última palabra”. También en términos de privacidad, otro de los temas polémicos en la jornada de ayer, Zuckerberg no dejó lugar a dudas “los límites de la privacidad las marca cada usuario”, algo puesto recientemente en duda con el descubrimiento de ciertas herramientas usadas por el gobierno alemán, pero ese es otro asunto…

¿Habremos asistido al nacimiento de un nuevo Grupo de poder, devenido de las tecnologías y la industria informática, con protagonismo global? ¿Se mantendrá el eG8?¿Se repetirá la Cumbre eG8 éste año?

Sin embargo...algunos eventos recientes, de envergadura global, indican que los gobiernos de los países desarrollados se están tomando muy en serio el protagonismo de estos nuevos miembros de los escenarios mundiales, donde antes solo ellos imperaban.

Cuando el pasado 25 de agosto de 2011  se reunían en Londres los representantes de Facebook y Twitter con Theresa May, ministra de Interior del Reino Unido, y debatían sobre los disturbios ocurridos en varios puntos de la geografía inglesa y el papel que jugaron las redes sociales en los mismos, también estábamos siendo testigos del reconocimiento del creciente papel alcanzado por las tecnologías en el accionar socio cultural actual de muchos grupos humanos.

Igualmente, cuando en agosto de 2011 se conocía que las autoridades de transporte de la bahía de San Francisco habían decidido interrumpir la red de telefonía celular dentro de sus instalaciones de transporte, debido a que se llevaría a cabo una protesta por un asesinato realizado por un policía, estábamos siendo testigos del reconocimiento del poder de estas nuevas plataformas tecnológicas y sus repercusiones en el accionar de ciertos grupos humanos.

Definitivamente, todo parece indicar que hay un “reacomodo de carga” en estos grupos de poder, y este un tema al que habrá que seguirle los pasos para entender y -tal vez- llegar a anticipar algunas maniobras que tendrán lugar ante nuestros ojos.

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