“Allí donde fueres…has lo que vieres”,
reza un dicho ancestral que nos indica -a
las claras- que al menos en un momento inicial, cuando llegamos a un
nuevo escenario, actuar miméticamente puede desviar la atención que los
reunidos presten a nuestra presencia, y de esta forma, nos da un margen de
tiempo en el que “aclimatarnos” y
saber de qué va el asunto. Efectivamente…puede funcionar.
Sin
embargo, las redes sociales como Facebook están generando cada vez
más “ruido” y nos obligan a cambiar
algunas de nuestras prácticas ancestrales a la hora de socializar.
Las
acusaciones sobre el potencial de las redes sociales para actuar como
mecanismos de escrutinio, estudio y almacenamiento de nuestras costumbres son
cotidianas: Stallman nos alerta -con
un leve matiz paranoico- sobre los
matices oscuros que aprecia en estas prácticas tan de “moda”, afirmando enfático: “Facebook
es la vigilancia masiva. Si hace click en un “me gusta” de una página,
Facebook sabe que lugares usted frecuenta. Y se puede obtener la dirección IP
del ordenador desde la página, incluso si la persona no es un usuario de
Facebook.”
También
-en otro momento Richard Stallman-
propuso no utilizar la telefonía móvil, por razones semejantes…Y no es el
único: recién se comentaba que los Obama habían prohibido a sus hijas
usar Facebook , y ésta es una declaración de mayor envergadura,
estamos hablando de una pareja irremediablemente emblemática para muchos,
supuestamente encabezan la lista del pensamiento más “desarrollado”.
"¿Por qué queremos que un montón de
gente que no conocemos se entere de cosas nuestras?. Eso no tiene mucho
sentido" ha dicho el padre. Obviamente, esta redacción podría
hacerse extensiva a muchos jóvenes…y -sin
embargo- la vida en estas redes sociales dice otra cosa.
En
cifra creciente (cercanas a 1000 millones),
personas jóvenes acuden a estos sitios con objetivos bien definidos:
socializar, mostrarse, expresarse, pronunciarse sobre determinados temas de
interés para sus grupos, compartir gustos y disgustos, encontrar semejantes,
aprender… todo esto sobre las plataformas brindadas por las tecnologías. Y -efectivamente- este accionar se convierte en datos
almacenados y compartidos, no hay de otra.
Cuando
el austriaco Max Schrems solicitó a
Facebook
una copia de los datos que tenían almacenados de su perfil, y le entregaron
un paquete con poco más de 1200 archivos formato PDF,¡cundió el pánico!. ¡Lo
impensable! ¡Conocían cada ingreso y salida, cada mensaje y su contenido, los
“me gusta”, geolocalización,
amistades…!
De
inmediato este asombrado joven inició el proyecto Europa vs. Facebook,
poniendo todos los datos en línea. Y podríamos preguntarnos: ¿quién lo
obligó a dedicarle a esta red social las horas que -indudablemente- debe haber utilizado en crear toda esta masiva
información?¿cómo pensaba Schrems que funcionaba una
plataforma de éste tipo, que permite hurgar en la historia de la relación con
nuestros “contactos”?
No
debemos ser ilusos: para establecer un “medio
ambiente” social, en el que podamos ir a la búsqueda de la
caracterización de una determinada persona, o mostrar los matices de las
actividades que preferimos, obviamente el almacenamiento de información es
esencial.
Tal
vez debamos ser más precisos en nuestra redacción -a la hora de sentirnos agredidos, violados en nuestra más “pudorosa”
intimidad- y exigir garantías sobre la no
utilización de estos datos, y esto sería “harina
de otro costal”.
¿Un
ejemplo? Lo sucedido en Islandia con el banco de genomas
conformado por la compañía biomédica deCODE genetics, que fue a parar a
manos de la empresa farmacéutica suiza Hoffman-LaRoche, en lo que vino
a convertirse en uno de los principales escándalos sobre ética biomédica,
raíz de un nuevo tipo de discriminación racial.
Cuando
-durante la reciente cumbre del G8 en
Paris- Zuckerberg advertía “los
límites de la privacidad las marca cada usuario” de alguna forma estaba
haciendo referencia a otra frase, en esta ocasión de Erich Schmidt a la NBC,
que declaraba “Si tienes algo que no
quieres que nadie sepa, en primer lugar, no deberías estar haciéndolo”,
declaró, además de “Si realmente
necesitan -ese tipo de- intimidad, la realidad es que los motores de
búsqueda, incluyendo Google, conservan esta información durante algún
tiempo”.
Y
esto es algo que no podemos ignorar.
Si
después de registrarnos en una red social, hacemos declaraciones que
consideremos “privadas”, no podemos ignorar que esto es semejante a cuando
vamos a casa “ajena” y exponemos públicamente ideas de las que -después- podemos arrepentirnos, las
que son posteriormente repetidas por los demás participantes en la
conversación (sin consultarnos),
llevándonos a situaciones inesperadas y probablemente desagradables.
Definitivamente…nadie
nos obliga a usar Facebook (aunque a fecha de 31 de
marzo de 2012 se conocía que tenían 901 millones de usuarios activos al mes,
lo que ha supuesto un aumento del 33% comparado con los 680 millones del 31
de marzo de 2011), ni a Twitter (que ha
conseguido más de 500 millones de usuarios), ni a ir fijando en
FourSquare el punto exacto de la geografía en que nos encontramos. El último
de los contrincantes en estas lides, Google+, cuenta ya con 170 millones de
miembros.
Por
tanto, tal vez, debamos volver al inicio, y atender a la famosa frase: “Allí donde fueres…has lo que vieres” pero…¡con
cuidado: podemos estar siendo observados por muchas personas!
Cuando
recientemente Facebook cambiaba el formato de las estadísticas que pone a
disposición de sus usuarios, y nos hablaba de las personas a las que “potencialmente”
podíamos llegar con nuestros escritos (los contactos de nuestros
contactos), las cifras que nos mostraba bien podrían ilustrarnos
sobre estos riesgos. Puede usted tener -por ejemplo-
una escueta cifra de contactos (200, por ejemplo)
pero si cada uno de ellos a su vez tiene 100 contactos, puede suceder que sus
“intimidades”
estén yendo a parar bien lejos, ¡no lo dude!
En
la propia concepción de las herramientas de intercambio social están
incluidos estos nuevos riesgos, a los que debemos -si lo consideramos necesario- acostumbrarnos. O no… ¡es nuestra
decisión!
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