La Ciencia y la familia.

Notas para DE TARDE EN CASA, programa de televisión.

La familia, como la escuela, es una organización de aprendizaje de muchas cosas : el respeto, el amor, el cariño y otros muchos temas con los que enfrentar la cotidianidad. Una familia que propicie el estudio como algo disfrutable, de lo que todos obtendrán dividendos, suele producir en sus miembros una especial compenetración, donde se reconoce cada avance y se potencia la continuación y desarrollo de nuevas líneas. Como nos dicen, ¡el niño hace más lo que ve hacer que lo que le dicen que haga!.

A su vez, desde el grupo familiar se plantean las necesidades verdaderamente perentorias de la sociedad. Y este es un especial papel -tal vez el principal- de la familia : exigir a la ciencia que se encuentren soluciones a sus problemas.

Ahora, ¿qué es la ciencia? ¡ Menuda pregunta !

Se concibe como un sistema coherente de conocimientos objetivos elaborados y obtenidos mediante métodos racionales, descritos de forma tal que puedan ser estudiados y repetidos.

Por su parte las tecnologías son las formas en que el hombre pone en función de la sociedad ciertos avances de las ciencias. El objetivo es claro: elevar la calidad de vida de las personas, y es en la familia donde estos avances suelen ser degustados, disfrutados, puestos en funciones.

Por tanto, y uniéndolo todo, viene a ser la familia -entre otras importantes funciones- el escenario donde nos apropiamos de estos avances hecho por personas para personas. Los primeros juguetes, patines, bicicletas, conocemos la forma de desatar un fuego controlado (los fósforos), aprendemos a disfrutar de imágenes y sonidos producidos por los más diversos electrodomésticos, en fin, aprendemos desde nuestro pequeño colectivo a usar cuanto ingenio esté a nuestro alcance.

Las posturas pueden ser diversas, desde esencialmente prácticas y utilitarias donde se nos hace familiarizarnos con aquellas herramientas que puedan brindar beneficios a las líneas potenciadas por la familia, hasta aquellas histriónicas posturas en las que se ostenta de la posesión, a la búsqueda no exactamente de nuevos resultados, sino de reconocimiento social por haberla logrado .



Creo que 2010 puede resultar un año especialmente importante por diversas razones, todas involucradas con las ciencias -y este es un enfoque positivo, lo reconozco- voy a enunciar algunas de ellas:
Cuando hablamos de ciencia, nuestra mente suele acompañar este ejercicio con imágenes diversas, donde los libros -probablemente- aparecen rápidamente. Suelen ser los libros, las revistas, los folletos, las publicaciones en general las fuentes en que hemos venido obteniendo los conocimientos necesarios para conocer y apropiarnos de las bases de las ciencias. Y algo está sucediendo en el mundo de las publicaciones, varios nubarrones anuncian tormentas.

Indudablemente la producción de libros convencionales, de papel y cubierta dura, resulta cara no solo desde el punto de vista financiero, sino también desde lo que ha de pagarse en daño y agotamiento de los recursos naturales. Pero, además, hay otro problema importante, que tiene que ver con la socialización del conocimiento: con frecuencia conocemos de la existencia de libros que podrían resultarnos de importancia, interesantes, útiles…pero que no podemos adquirir por las más diversas razones, entre las que puede estar el que -simplemente- se hayan agotado los ejemplares que se imprimieron.

Pues bien, tenemos ahora la posibilidad real de  acceder a un creciente número de documentos, en forma de texto, imágenes y sonidos, los que gracias a estar sobre portadores de tipo electrónicos -los conocidos como soporte informático-  pueden ser reproducidos con gran facilidad, sin que se deterioren las copias, pudiéndose transmitir entre puntos alejados con facilidad, a través de las propias redes telefónicas con que contamos ya desde el siglo 20, y de otras nuevas que han surgido últimamente.

Y esto está muy bien -podemos afirmarlo- obviamente el acceso a las más variadas fuentes de información nos permiten algo que -un día- tuvimos que aprender de memoria : actuar con conocimiento de causa. Léase ir a buscar los conocimientos acumulados por nuestros predecesores, compararlos, contrastarlos y utilizarlos en función de satisfacer nuestras necesidades. A la hora de tomar una cierta decisión podemos contar no solo con nuestras experiencias, sino estudiar las de otros grupos humanos e incorporarlas a nuestro arsenal. En fin, desde un punto de vista, la familia -entendida como grupo humano que colabora en función de lograr objetivos relacionados con la elevación de la calidad de vida- francamente creció.

¿Cómo nos llegan estos adelantos? Bueno, hasta hace poco en la casi omnipresente computadora, ya sea de mesa o portátil, con las que nos hemos ido conectando paulatinamente unos con otros, fomentando la aparición de esta creación colaborativa del conocimiento. Pero ahora, aparecen estos adelantos portados por un aparato que nos llegó antes que la computadora y que el propio televisor : los teléfonos.

Resulta que ahora estos aparatos no solo nos dejan comunicarnos con personas alejadas físicamente de nosotros, sino también nos prestan una serie de servicios -francamente en expansión- basados en que ahora vienen no solo con micrófono y auricular, sino también…con pantallas, donde no solo podemos ver imágenes fotográficas y de video, sino también podemos leer libros portados en estos archivos electrónicos que podemos recibir perfectamente desde el mismo teléfono del que estamos hablando.

Es interesante que estos avances nos están llegando desde varias direcciones : pantallas cada vez más grandes y “respetuosas” del medio ambiente para colocarlas en las áreas sociales de nuestras viviendas, y aparatos cada vez más pequeños, que ponemos en nuestros bolsillos para llevarlos a todos lados, con los que podemos ver o generar imágenes, oír o grabar sonidos, leer o escribir, saber dónde estamos, conectarnos a internet o recibir las noticias que antes solo estaban portadas en periódicos y revistas.

Es -por tanto- la familia una institución desde la que podemos preparar a sus miembros en un uso racional, respetuoso y creativo de los avances de las ciencias. Cuando en el mundo actual se habla de la llamada BRECHA DIGITAL, se reconocen 3 estadios principales :

1.    La no tenencia de una determinada tecnología.
2.    La tenencia de una tecnología, pero no del conocimiento para lograr su uso adecuado.
3.    El no alcanzar una apropiación creativa de los avances de las ciencias, léase ponerlos en función de satisfacer determinadas necesidades de la sociedad a la que nos debemos.

Si nos fijamos bien, tal vez en todos los casos la familia puede actuar como potenciador y guía de la participación de sus miembros, en particular los más jóvenes, en la búsqueda de soluciones y avances. El cohibir determinadas posturas proclives al consumo como tendencia, en función de lograr adquirir determinadas herramientas de reconocida utilidad puede ser una línea de trabajo asimilada más fácilmente si parte de la familia que si se trata de imponer desde otras órbitas.

Ahora, no todo lo que está sucediendo ahora mismo nos genera el mismo optimismo, nada de eso. Por solo poner un ejemplo, puede que un miembro de nuestra familia, tras un largo período de estudio, trabajo y esfuerzo, logre una determinada materialización en forma de publicación, artículo, disco de música, un material audiovisual o cualquier otro posible resultado en el que invirtió importantes recursos humanos y financieros.

Pues estos mismos escenarios que nos están permitiendo acceder a grandes volúmenes de información, también están permitiendo la copia indiscriminada de todo tipo de material, sin que esta práctica genere algún beneficio al creador en cada caso, los que -obviamente- no se ven motivados a involucrarse en nuevos proyectos, pues deben tratar de encontrar solución a sus necesidades básicas, para las que suelen necesitar consumir bienes y servicios y pagarlos directamente, sin verse de alguna forma beneficiados por su anterior participación en el enriquecimiento del conocimiento o la cultura social.

Y esta compleja situación está exigiendo perentoriamente soluciones, o se corre el riesgo -anunciado a voces por algunos tremebundos- de empobrecer drásticamente la creación científica y cultural en general, ante la falta de motivación económica de los creadores. Tal vez la situación sea aún más compleja : posiblemente la creación no se detenga, pero si puede que quede solo a la disposición -una vez más- del que la pueda pagar, y el sueño de la creación colaborativa y el intercambio desinteresado…pues deberá esperar a mejores momentos.

Sin dudas la familia se ve entonces sometida a una situación compleja : por un lado necesita tener a su disposición cuanto conocimiento se genere en cualquier parte, a los efectos de elevar la efectividad en la toma de decisiones, y por otro, necesita satisfacer determinadas demandas de sus miembros, para lo que debe consumir bienes y servicios por los que hay que pagar, y por tanto necesita que sus miembros obtengan recursos financieros a cambio de su quehacer.

Tal vez solo desde la sabiduría del colectivo familiar puedan encontrarse soluciones convenientes a todos, que a su vez potencien la creación de nuevas propuestas. Ya veremos...

No hay comentarios: