¿Robin Hood VS Guillermo Tell?


Vivir en sociedad es un ejercicio complicado. Se mezclan intereses, gustos, preferencias y fobias de múltiples individuos, reunidos con objetivos bien claros: lograr vencer los retos de la supervivencia, elevar la -tan llevada y traída- calidad de vida, trabajar en colectivo (algo que en discursos y arengas se dice fácilmente, pero que, en la realidad, dista bastante de ser simple de lograr), en fin, lograr que nuestra familia, nuestro grupo social, avance, se desarrolle. Todo muy bonito. Pero…

Esta obra mancomunada impone retos importantes, ya lo diría ese mejicano universal, Benito Juárez: “Entre los individuos como entre las naciones, el respeto al derecho ajeno es la paz” Quiere decir, la convivencia -tal vez- comienza o se basa en el respeto. El respecto a la diversidad de opiniones, de credos, de preferencias.

Y estábamos avisados, desde los 10 Mandamientos enunciados en la Biblia, Éxodo 20: 2-17 y Deuteronomio 5: 6-21, hasta las más recientes sugerencias contenidas en la Declaración Universal de los Derechos Humanos, cuyo primer artículo dice:

“Todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos y, dotados como están de razón y conciencia, deben comportarse fraternalmente los unos con los otros”.

Esta llamada al comportamiento “fraternal” no es en balde: está presuponiendo que -en la cotidianidad- es muy probable que se crucen intereses que pueden llevarnos al surgimiento de distintas escalas de agresiones e irrespetos. Y debe tenerse en cuenta que todas estas sugerencias, presentes en más de un compendio de sabiduría humana, se hicieron antes de que existiera el fenómeno llamado INTERNET.

De alguna forma coincido con la redacción -léase la forma en que se expresaron determinadas ideas- de una frase vertida en la reciente Cumbre del G8, cuya autoría pertenece a Nicolás Sarkozy, presidente de Francia y organizador del evento: “El universo que (internet) representa no es uno paralelo, libre del imperio de la ley, libre de la moral y de los principios fundamentales que gobiernan la vida social en los países democráticos”.

En verdad desconozco los intereses ocultos tras esta declaración: las intenciones de algunos asistentes a estos eventos suelen ser multidimensionales, y agrupan intereses que se mantienen “bajo el tapete”, dejando solo entrever lo que pueda resultar un buen titular de prensa. Pero creo firmemente que -en efecto- INTERNET no es un universo paralelo en que pueden irrespetarse los preceptos que conforman lo que, con el decursar de los años, se ha dado en llamar moral, ética y otro grupo de conceptos relacionados. Esto NO SIGNIFICA que no haya que adecuar este sistema de conceptos a la dinámica de los nuevos escenarios, pero…Juárez sigue vigente: “… el respeto al derecho ajeno es la paz”.

Por tanto, como concepto, creo que las acciones que tanto han llamado la atención de los más diversos medios de comunicaciones (convencionales o digitales) , alrededor de Anonymous y -más recientemente- LulzSec, han de ser vista bajo una óptica devenida de preceptos propios de la ética más elemental.

Obviamente, pueden haber “n” argumentos a favor del “supuesto” objetivo de estas acciones: enfrentar a los poderosos, mostrar vulnerabilidades de un lado y superioridades del otro, hacer frente único ante tantos comprobados desmanes…pero, lamentablemente, también hay “efectos” o “daños colaterales”, algo que se ha puesto de moda últimamente, sobre todo como justificación ante el sufrimiento de víctimas ajenas a los asuntos que se dirimen en campos de batalla, tribunales y otros tantos escenarios.

El divertimento en que se han convertido los anuncios y acciones concretas de estos dos grupos de “hacktivistas” (término de límites confusos, reconocido usualmente como "la utilización no-violenta de herramientas digitales ilegales o legalmente ambiguas persiguiendo fines políticos”) está dando como resultado principal el enrarecimiento del accionar de la totalidad de los casi 1 900 millones de personas que -diariamente- utilizamos la red. Porque, si pensamos que Sony, Master Card, el FBI o la CIA han salido -realmente- debilitados de los ataques informáticos a que han sido sometidos…tal vez estemos resultando ilusos en grado superlativo.

¿Es que dudamos de que este listado de “poderosos” opere -como se dice comúnmente- por encima de la ley? ¡ No, en lo absoluto, a diario surgen muestras fehacientes de acciones que burlan todo límite!

Pero, no queda claro en qué medida los ataques de estos nuevos “chicos superpoderosos” combate, detiene o debilita a los que así operan. Es más, cuando se roban (decir se copian es un eufemismo) datos vinculados con las finanzas de determinados individuos o empresas, con el objetivo de USARLOS en operaciones fraudulentas, dudo que se esté forjando una nueva ética, propia de la red.

Cuando se sustraen y se ponen a disposición pública datos personales, contenidos en la -hoy todavía vigente institución- llamada “privacidad”, bien poco queda que pueda ser considerado una acción noble, de las que -un día- nos enseñaron a más de uno, haciéndonos leer las leyendas de héroes que hacían de los bosques el paraíso de pobres y desamparados. 

Por tanto, hoy tenemos -entonces- dos problemas: los “malos” clásicos siguen actuando con total impunidad, y los nuevos autotitulados “buenos” operan según códigos peligrosamente parecidos a los de sus -supuestos- contrincantes.  Pero, el asunto se diversifica.

Con fecha 15 de junio se conocía  que LulzSec planeaba atacar al grupo Anonymous, a partir de un texto que habían leído en Twitter, supuestamente dirigido a entorpecer su “libre” accionar en la red. Por tanto, de concretarse este enfrentamiento, estaríamos en presencia de una nueva “dimensión” de estos muy particulares protagonistas de las nuevas variantes de violencia digital.   

Ya no solo van por el FBI o la CIA -que tal vez lo merezcan-, o publican datos sobre redes sociales sino que se viran contra sus semejantes, en un accionar que -cada vez más- aparece cargado de un histrionismo propio de una campaña publicitaria o justificadora de medidas de mayor calibre, que vendrían a dar razón a lo que están solicitando algunos gobiernos por ahí… ¡Esperemos las próximas temporadas!

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