¿Cuánto “cuesta” una búsqueda en Google?


La red es como el teatro o el cine: tiene dos caras, delimitadas por un grupo de elementos que tienen funciones bien concretas, ya sean telones, escenarios, cambios de nivel, iluminación, toda una familia de recursos que buscan que los de un lado -o sea, los espectadores- fijen su atención en lo que ha sido designado por los del otro lado, o sea, los desarrolladores, los responsables de la “puesta en escena”.

Y es por esto -tal vez- que cuando usamos la red, cuando “navegamos” nos parece que todo es simple, sencillo, resuelto con unas pocas líneas de código informático y mucho ingenio puesto en función de -con unos pocos elementos- resolver todos nuestros problemas. Y esto es solo parte de la verdad.

A golpe de cotidianidad, algunas de estas prácticas se han hecho “normales”:
Almacenar un archivo en una memoria que va en nuestro bolsillo, consultar el buzón de mensajes desde un teléfono móvil, compartir fotos con un numeroso grupo de “seguidores”, avisar de nuestra presencia en un lugar específico y consultar las últimas noticias aparecidas en la prensa o en la televisión.

De buscar una información…¡ni hablar! Cuando enfrentamos la toma de una decisión determinada, ahora contamos con la posibilidad de acceder -de forma remota- a voluminosos bancos de datos puestos a nuestra disposición por los más diversos protagonistas: universidades, centros de investigación, medios de prensa, bibliotecas o individuos particulares, que permiten el acceso a sus archivos contenedores de la más diversa colección de resultados que alguien pudo imaginar.

Los especialistas lo llaman “información ubicua”, en franca referencia al hecho de que -cada vez más- podemos consumirla desde cualquier lugar donde estemos: basta una conexión telefónica (fija o móvil) o de tipo WIFI, para que todo se ponga al alcance de la mano; con una búsqueda en Google, aparecen muchas más referencias que las que podemos imaginar, todo a la distancia de un clic. Y la pregunta que nos ronda es simple: ¿qué costará una búsqueda en Google?

Porque, de lo que si estamos claros es de que mantener todo el andamiaje necesario para brindar respuesta a las más disparatadas búsquedas en cuestión de fracciones de segundo… ¡debe resultar complejo, y -seguramente- CARO, y no solo desde el punto de vista financiero!  

Alex Wissner-Gross (físico investigador de la Universidad de Harvard) llevó a cabo un estudio (2009) sobre el impacto de "googlear" en la emisión de gases con efecto invernadero, y asegura que una búsqueda estándar en Google produce 7 gramos de CO2. O sea, que dos búsquedas equivalen a la energía consumida al calentar agua para hacer un café (según el investigador).

Las emisiones de las búsquedas en Google provienen de la generación de electricidad utilizada por la computadora del usuario y de la consumida por los enormes bancos de datos que Google -en sus servidores- tiene alrededor del mundo.

Por el otro lado, y según voceros de Google, una búsqueda estándar puede obtener respuesta en 0,2 segundos y se utilizan los servidores durante unas milésimas de segundo, lo que equivale a un gasto de 0,0003 kWh de energía, lo que supone una emisión de 0,2 gramos de CO2. Una investigación de la consultora Gartner señala que “el sector de las tecnologías de la información genera un 2% de las emisiones globales de CO2”.

Este tema ha ganado notoriedad en el último cuatrimestres de 2011, cuando se ha dado a conocer la “huella de carbono” de Google. ¿Qué significa este concepto? La huella de carbono (Wikipedia) es "la totalidad de gases de efecto invernadero (GEI) emitidos por efecto directo o indirecto de un individuo, organización, evento o producto" (UK Carbon Trust 2008)

Pues bien: La “huella de carbono” de Google en 2010 fue de 1,46 millones de toneladas, de las que el 82% corresponden al consumo eléctrico de centros de datos y oficinas. Según publican, el consumo de electricidad en 2010 de Google fue de casi 2.6 millones de megawatts hora (MVh), algo cercano al 0,01 por ciento del consumo total del mundo. 

Cien búsquedas equivalen a usar una laptop de 30 watts durante una hora o prender una lámpara de 60 watts durante 28 minutos. La magnitud del problema puede apreciarse cuando conocemos que se estima que Google tiene más de 1 millón de servidores alrededor del mundo, y que se realizan más de 1 000 millones de búsquedas diarias, involucrando 24 petabytes de información en forma de respuestas a las peticiones de los usuarios . 

Tomando en cuenta otros servicios -propios de ésta empresa- distintos a las búsquedas, ver un minuto de video en la plataforma YouTube consume 0,0002 kWh y genera 0,1 gramos de dióxido de carbono, la misma energía que consume el cuerpo humano en 8 segundos. Para el caso del servicio de correo electrónico Gmail, cada usuario consumió 2.2 kWh y generó 1.2 kg de dióxido de carbono.

Las formas en que esta empresa busca reducir -o compensar- estas impresionantes cifras van desde utilizar paneles solares en las cubiertas de sus oficinas (ahorro de 10.000 toneladas métricas de dióxido de carbono por año), invertir en parques eólicos, compra de bonos de carbono (uno de los tres mecanismos propuestos en el Protocolo de Kyoto - Diciembre de 1997- para la reducción de emisiones causantes del calentamiento global o efecto invernadero) o instalar sus servidores en países fríos y usar el agua de mar para refrigerar sus instalaciones tecnológicas. 

Sin lugar a dudas, un asunto de magnitudes considerables, en el que no solo se involucra Google, sino todos los que -a cada instante- hacemos uso de algunos de sus servicios. Si ahora hablan de su intención de crear una red propia de fibra óptica a nivel global y pretenden generar su propia energía eléctrica (lo que fue aprobado en febrero de 2010)…pues ¡habrá que mantener la atención sobre los pasos de este gigante…!

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