¿“Frivolidades” tecnológicas o acciones intimidatorias?



Noticias como los enfrentamientos entre Apple y Samsung, relacionados con algunas de las producciones  de estas mega empresas, traen a colación los temas de la “propiedad” sobre algo, que han sido -y son- motivo de guerras, trifulcas, traiciones, asociaciones y confabulaciones,  y en este “algo” hay suficiente espacio como para incluir un rio, el acceso a una costa o a un paso marítimo, un terreno, una mina, un pozo de petróleo, un lugar emblemático, una obra de arte, un edificio e incluso una persona o personas.

Y la propiedad “intelectual” sobre algo no es la excepción: ejercida desde tiempos inmemoriales, confiere al autor derechos de exclusividad sobre su creación, a partir del reconocimiento a los recursos invertidos y la inventiva necesaria para que algo sea considerado novedoso, además de susceptible de ser aplicado a escala industrial.  

¿Por qué -esta aparentemente lógica relación esfuerzo/resultado- suele resultar problemática? Es “simple” de entender: refleja un conflicto concreto existente entre intereses individuales y necesidades colectivas.

Pero este asunto no se reduce a las órbitas tecnológicas, hay otros escenarios especialmente implicados en estas “trifulcas”: la música, la literatura, las modas, el diseño industrial…la lista puede ser extensa. Y todo este alboroto -amplificado hasta niveles impensados por prácticas conocidas como “piratería”, convertidas en cotidianas en la red- no ha pasado inadvertido a otros grupos interesados en “representar los intereses” de los “sufridos” creadores, por lo que han ido apareciendo proyectos tendientes a evitar que el intercambio de archivos en la red vulnere los derechos propiedad intelectual. 

Este es el caso de la recién aprobada Ley Sinde en España, la Hadopi en Francia…y una que -estamos advertidos- puede dar mucho quehacer: la Ley SOPA de EU.

La razón es simple: mientras que una ley española afecta a los habitantes de éste país -ídem con la francesa- una ley estadounidense puede llegar a tener repercusión a escala global, lo que no ha pasado inadvertido para muchos analistas, teóricos y consejeros de las más diversas empresas y centros de investigación.

Y es que, en especial las repercusiones a nivel de la red, pueden ser enormes: a partir de la supuesta puesta en práctica de SOPA, el gobierno de EU puede “solicitar” a empresas como Google, Visa o Pa yPal que suspendan sus negocios con los sitios acusados ​​de permitir o facilitar la infracción de copyright,y que violen las leyes federales (norteamericanas).  Obviamente, el hecho de que un gran número de empresas de éste tipo (buscadores, medios de pago, comerciales) estén radicadas dentro de ese país, matiza especialmente el asunto.

Los argumentos esgrimidos en contra de SOPA son numerosos, incluyen múltiples tecnicismos, aunque también abarcan llamadas de atención sobre posibles prácticas poco ortodoxas de competencia comercial, en las que empresas de la competencia podrían ser acusados de vulnerar los términos del derecho de autor, y en lo que se demuestra o no…¡ los sitios de los acusados no podrían ser encontrados con el navegador de Google -lider de las búsquedas en la red- ni se podrían usar las herramientas de pago clásicas como las tarjetas magnéticas o la pasarela de PayPal para adquirir productos o servicios de los “acusados!

En opinión de Vint CERF, considerado uno de los “padres” de la red,” SOPA no solamente es un error a la hora de prevenir que los usuarios accedan a contenidos ilegales, sino que se trata de una forma de censura sin precedentes en la web”. BSA, que agrupa a compañías como Intel, Apple, o Microsoft, había apoyado la propuesta de una ley similar presentada al Senado, pero los contenidos del proyecto en el Congreso han hecho que la organización lo retire, tal vez mirándose en el espejo de Go Daddy y sus recientes pérdidas debidas al boicot a que fueron sometidos por sus usuarios por apoyar a este controversial proyecto de ley.

Pues bien, la magnitud alcanzada por los temores a la aprobación de SOPA ha llevado a un anuncio insólito: protagonistas del calibre de Google, Amazon, PayPal, AOL, Twitter, Wikipedia, Yahoo! y Facebook coordinan el sumarse a una acción que exprese su disconformidad. ¿En qué consistirá?

Un día señalado ninguno de los servicios de estas empresas funcionarán, en lo que ha dado en llamarse Blackaout day  y algunos han denominado opción nuclear: no buscador, no herramientas de pago en línea, no enciclopedia, no intercambio con amigos en redes sociales…

El anuncio -fecha tentativa- apunta al 23 de enero (un día antes de la discusión de SOPA en el Senado norteamericano). ¿Concretarán su amenaza?  ¡Está por ver, pero, indudablemente, el mero anuncio ya está dando “volumen” al asunto.

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