Google Chrome, de buscador a sistema operativo.

La división científica del trabajo, según la cual cada tarea específica es enfrentada por un determinado grupo que obtiene una especialización elevada en la misma, y por ende la desempeña mejor, resultó -a la larga- una estrategia esencialmente victoriosa.

De esta forma, diciéndolo a grandes rasgos, los que cazaban no sembraban, y los que pescaban no eran alfareros. ¡Qué bien!.

Pero aquella fórmula no se inventó tomando en cuenta las características del mercado actual, nada de eso.

En un mundo de grandes competencias por captar el interés de los consumidores y exacerbar sus apetitos, no siempre un grupo humano especializado en determinadas tareas se contenta con mantenerse dentro de estos límites virtuales.

Esto esta produciendo hoy en día que empresas dedicadas a fabricar computadoras vendan teléfonos móviles y reproductores de música, y que desarrolladores de programas informáticos participen en el floreciente mercado de los aparatos de juegos.



La crisis económica actual resulta tema obligado de múltiples conversaciones, matiza cuanto quehacer nos rodea con sus tonos oscuros y sirve para justificar incapacidades y fórmulas inoperantes de un mundo en que el mecanismo de prueba y error sigue siendo usado con demasiada frecuencia.

No obstante esta lamentable realidad que nos azota por doquier, hay aristas del desarrollo humano que no se han resentido tanto como otras, y de hecho han apoyado en alguna medida el avance en aras de salir del problema. Una de estas direcciones ha sido la del desarrollo de herramientas.

Una característica distintiva del hombre con respecto a los demás animales es su habilidad para construir herramientas que le faciliten la supervivencia, y fíjense que decimos construir herramientas, no solo usarlas.

Es el contacto con la realidad que lo rodea donde el hombre conoce, valora su entorno a partir de sus necesidades, y se las ingenia para construir instrumentos que le permitan satisfacer las demandas de la sociedad de la que forma parte, con un mínimo esfuerzo. Tal vez situaciones críticas lo incentiven aun más a buscar soluciones en este sentido.

Fuentes estadísticas consultadas dan cuenta de cómo algunas empresas dedicadas a la fabricación de instrumentos y herramientas usadas fundamentalmente en el mundo de la informática y las comunicaciones no han sufrido grandes descalabros en este sentido, y se refieren obviamente a los resultados de sus finanzas a fin de año.

Así vemos como Apple y Google han reportado el cumplimiento de sus pronósticos de investigación, desarrollo y producción de bienes, siendo reconocidas como potenciadoras por excelencia del trabajo en equipo y la búsqueda de soluciones novedosas que enfrenten desde nuevos ángulos a reconocidos problemas de determinados grupos humanos.

De esta forma, vemos como Apple mutó de ser fabricante de computadoras de especiales características -incorporando una preocupación por las formas y las interfases bien distantes de sus demás competidoras, y centrándose en los gustos de los jóvenes- hasta convertirse en líder de fabricación de varias especialidades electrónicas, sumamente valoradas por un público bien estudiado y caracterizado por sus equipos de investigadores, y que los han colocado en cómodas posiciones en lo relacionado con sus planes de venta.

De esta forma, hoy por hoy muchas personas conocen a Apple más por sus tfnos móviles y sus reproductores de audio y video, relativamente más baratos que sus computadoras de escritorio o portátiles, las que sin dudas resultan muy caras y por ende menos personas se pueden permitir el acceso a ellas.

Y algo semejante ha sucedido con el desempeño de la empresa Google. Conocida inicialmente por su aplicación dedicada a rastrear información en INTERNET, servicio por demás que brinda “grátis” se ha ido posicionando en el mercado de la navegación y manejo de información en redes, a la vez de almacenar gran conocimiento en lo relacionado con la caracterización de los internautas.

Teniendo sólidamente establecida su posición como buscador estrella entre los demás competidores, en 2008 lanzó al mercado, tímidamente, un navegador, el Chrome, experiencia que fue superficialmente analizada por la crítica, que consideró ociosa la experiencia de tratar de enfrentarse y competir con el harto conocido Internet Explorer de Microsoft.

Y, efectivamente, la aceptación del navegador CHROME no dio demasiado que hacer…hasta que comenzaron los rumores.

Resultó que CHROME no se había concebido solo como navegador, su intención era mucho, pero mucho más ambiciosa.
En julio de 2009 la empresa Google anunció el lanzamiento de un producto que cambiaba esencialmente su perfil ocupacional, que no era otra cosa que una versión de un SISTEMA OPERATIVO.

Menudo salto: de limitarse a trabajar en programas para la navegación y la búsqueda de información en las redes, a ir a sustituir todo el andamiaje contenido en los llamados sistemas operativos…la distancia es larga, créanme.

Ademas impone una nueva forma de pensar, y requiere formar nuevos equipos de especialistas entrenados en los temas relacionados con el uso y control de los medios de cómputo, que eso es lo fundamental que hacen los sistemas operativos.

Pero aquí viene -tal vez- lo más destacado. En verdad esta empresa no propuso su sistema operativo en cualquier situación, sino esperó a una situación conveniente que le permitiera minimizar su esfuerzo y aumentar la posibilidad de éxito. Veamos cuál fue esta situación.

El desarrollo de las redes informáticas, el equipamiento de telecomunicaciones y las propias computadoras ha permitido superar con creces las prestaciones iniciales de las redes informáticas con las que, en las ya lejanas décadas de los 80 y los 90 del siglo pasado, lenta y tortuosamente, se podían intercambiar datos entre puntos alejados físicamente hablando.

Además de ser necesario su uso por verdaderos especialistas de la electrónica y la informática, aquellas primeras versiones resultaban inestables, haciendo muy inseguro el intercambio de informaciones.

La realidad en 2009 es otra, y el advenimiento de nuevas tecnologías como las de las comunicaciones inalámbricas tipo WIFI o BlueTooth han eliminado un importante grupo de trabas, amén de abaratar sustancialmente los costos de la infraestructura tecnológica necesaria para lograr una conexión estable.

Tan es así que recientemente leíamos que un país como Finlandia, de los primeros en el desarrollo y perfeccionamiento del uso de las redes a nivel social, había aprobado el derecho de sus habitantes a tener acceso a las redes a 1 megabit por segundo de velocidad, esperándose extender este derecho para el año 2015 a … 100 megabits por segundo, y estamos hablando a nivel popular.

Obviamente este aumento en la capacidad de las redes para manipular información ha tenido una inmediata repercusión en las opciones que se ofertan, y oímos hablar de un YouTube donde podemos disfrutar de materiales audiovisiuales, o galerías virtuales donde pueden observarse copias de pinturas famosas con mayor grado de detalle que presencialmente, o sistemas que nos permiten ver y oir simultáneamente a personas en el otro extremo del mundo, en fin, las ofertas están solo comenzando…

Y entonces apareció la “computación en la nube” con su tentadora oferta : dada la extraordinaria capacidad actual de las redes, empresas especializadas en montaje, mantenimiento y actualización de super computadoras brindarían servicio a sus clientes a través de las susodichas redes de nuevo tipo, accesibles a cada vez más puntos del planeta.

¿Qué se obtendría con esta modalidad de trabajo?

Bueno, pues supuestamente es simple de entender : ellos se ocuparían de mantener operativas computadoras de mucha mayor potencia que las que un usuario individual podría costearse para su casa o su oficina, y las pondrían a su disposición de forma compartida con otros tantos usuarios (sin que unos molestaran a los otros, la impresión en que solo está a nuestra disposición).

En estas supermaquinas (denominadas servidores) estarían instalados los programas necesarios para cada tipo de tareas y el usuario solo tendría que conectarse y usarlos. Esto a su vez implicaría otro elemento novedoso : la computadora necesaria para acceder a estos servicios centralizados podría ser mucho, pero mucho más simple que las que tenemos hoy día.

Igualmente sucedería con nuestras capacidades particulares de almacenamiento, podrían disminuir sustancialmente, pues los datos también se almacenarían en dispositivos de estas empresas, las que garantizarían su seguridad tecnológica y se ocuparían de la protección centralizada contra los virus informáticos.

Todas estas maravillas (aun por comprobar) significarían, de inmediato, una reducción sustancial en el precio que habría que pagar por este equipamiento ligero a tener con nosotros a título individual, el que nos serviría de acceso a los poderosos sistemas centralizados, y que se ha dado en llamar netbooks. Esta reducción de precio, en tiempos de crisis, ha sido a su vez recibido con los parabienes de grandes masas de usuarios.

Y este fue el momento de Google. Si las máquinas necesarias para garantizar este simple acceso no estarían sobrecargadas con el procesamiento local de datos y programas, pues el sistema operativo que necesitarían sin lugar a dudas sería una versión mucho más simple que los conocidos WINDOWS, UNIX o cualquiera de los demás participantes.

El único requisito, tal vez indispensable, sería conocer bien como iba a reaccionar el público, los internautas, los digeratis que ya han ido formando sus propias escalas de valores relacionadas con el uso de estas herramientas, y en esto la empresa Google si es experta, ya que ha ido acopiando información sobre gustos y hábitos de los millones de usuarios de sus programas, y procesándolos, a la búsqueda de conformar perfiles que les permitan presuponer comportamientos y exigencias, y…ofrecérselos a los comerciantes. Cuando vemos la eficacia de una simple herramienta de la autoria de Google, la versión 3.5 de PICASA, un manipulador de archivos fotográficos, de video o imágenes en general y como puede reconocer -con una alta efetividad- rostros humanos, nos acordamos de la otrora famosa película de ficción Minority Report, y se nos crean nuevas preocupaciones. Pero, sigamos adelante…

De esta forma ha quedado conformada la versión primera de CHROME OS, un sistema operativo para netbooks, y dejamos para el final tal vez la mejor parte….que se ofrece gratis, y ha sido desarrollado en la modalidad de código abierto, por lo que puede esperarse una rápida aceptación y desarrollo de sus versiones.

Pues sí que suena bien todo esto: computadoras más baratas, prestaciones de mayor potencia gracias a servicios de alta calidad brindados por empresas especializadas, sistemas operativos ágiles, poco exigentes en lo relacionado con las plataformas electrónicas para su uso, además gratis…suena tan bien que despierta la incredulidad del más confiado.

Porque, sin lugar a dudas, no son estas “gratuidades” características propias ni de los sistemas económicos ni de los mercados donde se están generando estas nuevas herramientas.

¿De dónde, entonces, están saliendo las ganancias de estas empresas, que les permiten ser tan magnánimas?

¿Será que los resultados financieros de la publicidad y el comercio electrónico permiten estas altruistas propuestas?


… ya veremos…

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