MEGABITS: Arte y Tecnologías, una relación compleja….

La tenencia de objetos de arte como parte del patrimonio particular de una persona, una familia o una empresa ha sido una práctica común en algunas culturas en disímiles lugares de este nuestro planeta. En gran medida el valor que se le reconoce a una obra determinada (especialmente pinturas y esculturas) es el de la exclusividad, el hecho de -tal vez- ser irrepetible, la única de su especie.

Si lo que se posee es solo un ejemplar más de una serie de reproducciones idénticas (algo propio de procesos “industriales”), bueno pues…no se le suelen reconocer tanto valor, ya no es lo mismo!

El reconocimiento de lo único, lo irrepetible, está presente en actos que suelen rozar lo descabellado, cuando -por citar solo un ejemplo- se decide pagar por un manuscrito de un creador destacado una cifra como 30 millones de dólares (Bill Gates y el Codex Leicester de Da Vinci) , y esto solo se “justifica” por el hecho de la exclusividad.

Las tecnologías: el nuevo rey Midas

Pues bien, la empresa española Genetics Photos propone un nuevo servicio en que "se presenta el ADN convertido en arte, combinando la elegancia, el arte contemporáneo, los últimos avances tecnológicos y el rigor de la ciencia", según palabras de Laura Soteres, directora de la compañía.

Pero ¿cómo es esto? ¿ADN mezclado con el arte y las tecnologías? Bueno, es simple de entender, el tema consiste en tomar una muestra de -por ejemplo- la saliva del interesado (tal y como se ve hacer en las tantas series policiales que como CSI, La Ley y el Orden o alguna de las que narran el quehacer de investigadores forenses), enviarla a la dirección de esta empresa y esperar unas pocas semanas para poder recoger una imagen de gran formato construida a partir de la  graficación de las secuencias de genes obtenidas a través de la muestra.

¿Qué característica especial -y tal vez interesante desde el punto de vista antes descrito- tienen estas imágenes así construidas? Bueno pues, efectivamente, son de diseño único, no se repiten los perfiles genéticos, cada persona tiene el suyo propio. Por tanto, podemos estar seguros de que nuestra imagen será distinta a las de los demás, aunque, en este caso en específico, habría que ver si esta “exclusividad” resulta realmente meritoria (obviamente ni la escogimos ni la diseñamos).

¡Fuera creador!

También desaparece la figura del autor de la obra, ya que esta no fue hecha conscientemente por alguien que expresaba su sentir, a menos que se recurra al “supremo creador”, pero este sería otro tema.

Las imágenes resultantes, combinadas convenientemente en espacios interiores o exteriores, en juego con colores de pared, techo y mobiliario, bien pueden formar un conjunto agradable…aunque llamar “arte(a priori) a este particular “quehacer” puede resultar en un debilitamiento artificial del papel del humano receptor, especial protagonista con la particular responsabilidad de otorgar (o no) este atributo (reconocimiento del matiz artístico) a la obra que recibe, sin importar cuanta tecnología esté involucrada en el proceso. Al Cesar, lo que es del Cesar…

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