La red, como canal global de información, nos trae noticias difíciles de comprender, de valorar según nuestra experiencia, nuestra propia escala de valores, y que no debemos juzgar a priori (aunque lo hacemos a diario), a pesar de que a primera vista nos resulten…verdaderamente desconcertantes.
Tal vez el mundo no sea uno solo…tal vez el hablar de LA humanidad, como una unidad homogénea, es una simplificación impuesta por interesados en manipular los análisis, en establecer “tabla rasa” a los efectos de evitar detalles que -definitivamente- nos diferencian: en resumen, hegemonía a pulso.
Cuando vemos a otro ser humano comer lo que no comemos usualmente, ponerse ropas de distinto diseño, practicar costumbres y creencias distintas a las “normales” o sea, las que nosotros conocemos (¡que resultan raras para los demás, obviamente!), nos podemos dar cuenta de que -efectivamente- somos muy parecidos -físicamente hablando- pero que el ser humano es más que eso, mucho más!
Las prácticas sociales, la forma de enfrentar la realidad, las estrategias seguidas para resolver los retos de la supervivencia, la experiencia que vamos acumulando, nos hace diferentes, absolutamente distintos, no divididos en valiosos y despreciables, sino solo…distintos. Obviamente, enjuiciamos según nuestra experiencia, costumbres y conocimientos adquiridos por diversos medios (enseñanza incluida). Y, sobre esta base, podemos llegar a encontrar algo que nos resulte muy extraño.
El ejemplo que me motiva es una noticia aparecida recientemente en el Washington Post (http://xurl.es/1kjhs) y reproducida en múltiples medios de prensa digital, donde se expone una limitación que se ha impuesto a un especial grupo de humanos: mujeres solteras.
La decisión del Consejo de la localidad de Lank (de aprox. 3 millones de habitantes), distrito Mujaffarnagar del estado de Uttar Pradesh, al norte de la India, prohíbe el uso de teléfonos móviles a las mujeres solteras (estos Consejos son organismos de gobierno apoyados en la Constitución nacional).
La medida va encaminada a cohibir el uso de la telefonía en función de conversaciones con hombres que no sean los elegidos para temas matrimoniales por parte de las familias, algo que es práctica común del lugar, en evitación de que se produzcan casamientos entre miembros de un mismo clan o “Gotra”.
En el distrito Mujaffarnagar, durante el mes de octubre de 2010, 34 parejas se fugaron del lugar, evitando la prohibición de sus relaciones, pero…el tema no termina aquí, en una huida romántica: ante esta situación, a las familias conservadoras de la zona (padres, hermanos y ancianos del clan) no les queda otro “remedio” que castigar a los transgresores de lo establecido, llegándose a los llamados “asesinatos de honor”, 8 de los cuales fueron reportados entre las 34 parejas citadas.
Se incluye en la nota que tres jóvenes fueron decapitadas después de huir con sus parejas del mismo clan, lo que se conoció por una declaración de un funcionario de la policía de Lucknow, capital del estado de Uttar Pradesh.
La otra cara.
Paradójicamente, lo descrito hasta aquí está sucediendo en paralelo al desarrollo del plan encabezado por universidades élites y centros de investigación de éste país, expuesto recientemente (julio 2010) por el ministro de desarrollo de Recursos Humanos, Kapil Sibal: se ha logrado el diseño y construcción de un tabletPC reconocido como el más barato del mundo (35 usd en prototipo, aunque plantean llevarlo a 10 usd), que utiliza Linux, permite el uso de un procesador de texto, navegación en la red, participar en video conferencias, y recarga de baterías por energía solar (costo extra).
Los destinatarios de estas herramientas serán -justamente- los jóvenes estudiantes que (a partir de 2011) podrán beneficiarse de las prestaciones de las mismas, en lo relacionado con el acceso a la información propia de sus procesos de enseñanza-aprendizaje y el intercambio con otros jóvenes, algo que la red propicia de forma especial .
¿Y entonces?
¿Cómo se puede resolver este enfrentamiento entre costumbres y tecnologías?¿El “respeto”, el sostener -a ultranza- ciertas prácticas culturales, no pondrá en franca desventaja a determinados grupos humanos, justo en períodos de gran potencialidad creativa, de posicionamiento social y profesional? ¿Puede una comunidad cohibir el uso de herramientas de probada efectividad en el desempeño cotidiano de una gran parte de “LA” humanidad?
Porque, obviamente, si no se les permite usar un móvil, poca esperanza quedará para el correo electrónico, el chateo, las redes sociales….
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