A 3 días de 2011, Internet en órbita.

Internet ha llegado a ser omnipresente. Fuentes de información, servicios, comunicaciones, correspondencia, ocio, control, actividades sociales, economía…muchas son las ramas del quehacer humano que van yendo a parar a este soporte. Cuando se habla de la llamada “sociedad red” no se está jugando, ¡nada de eso!.

Cantidad de personas conectadas, costo de la conexión, velocidad de carga y descarga de datos, tipos de servicios consumidos y algunas otras especificaciones vienen hoy a caracterizar de una nueva forma a países, comunidades y zonas del mundo. Nunca antes una familia tecnológica había caracterizado -tal vez- de forma tan acentuada a toda la humanidad.

¿Podríamos prescindir de la red?

Esta es una pregunta impresionante, contradictoria: ¿cómo, si lo que todos los países buscan es aumentar el radio de penetración -léase la cantidad de personas conectadas del total de la población- vamos a desvariar sobre -justamente- lo opuesto? Bueno, podemos justificarnos partiendo del hecho de que -en buena ley- el análisis de los peores escenarios nos puede preparar para enfrentar eventualidades, o -al menos- presuponer comportamientos. Y no estamos tan desatinados, cuando leemos la propuesta de habilitar un mecanismo central de desconexión de la red, puesto en manos de ciertos gobiernos, nos estamos acercando -peligrosamente- a una situación de tipo descrito.

Stuxnet ha traído a la mente de ciertos teóricos la idea de que, para garantizar la seguridad de un país, debe ser un atributo del gobierno central poder desconectar la red completa (el llamado kill switch), o porciones estratégicas de la misma, a los efectos de evitar el acceso de intrusos que puedan causar la pérdida del control de instalaciones estratégicas. Según una información de Unisys Corporation, el 61% de los estadounidenses afirma que el Presidente debería poder detener porciones y servicios de Internet en caso de producirse un ataque cibernético, y estamos hablando de un hard shut down, o sea, producir una interrupción de los servicios de forma total, brusca, sin tomar en cuenta los procesos que se aborten.

Se llega a decir que, de producirse un ataque terrorista como el que se logró evitar en Times Square, el caos llegaría a afectar las operaciones de las bolsas de distintos países, produciendo desequilibrio e increíbles pérdidas financieras, que afectarían por largos períodos a grandes regiones del planeta. Y, no debemos olvidar, que en este momento todos estos servicios bursátiles cuentan con las redes informáticas como un aliado insustituible.

Como en otros tantos temas, los grandes contendientes de estas lides (países más desarrollados) no confían exactamente los unos en los otros. Se llega a debatir sobre quién tiene el control de Internet, si las empresas telefónicas o los servidores de contenido, en fin, el nivel de dependencia del uso de las redes está haciendo que los grandes participantes comiencen a tratar de blindar sus posiciones. Y de aquí se derivan acciones concretas como la de sacar Internet de la vulnerable tierra…y llevarla al cielo.

Justo el mundo conoció hace unas horas la propuesta de Rusia (Proyecto Kosmonet  http://xurl.es/0uoyk)  de llevar un grupo de instalaciones tecnológicas al espacio para -de esta forma- crear una red de comunicaciones totalmente independiente, léase será capaz de funcionar en eventuales situaciones de catástrofes naturales o situaciones que -eventualmente- inhabiliten el uso de las plataformas terrestres.

El objetivo es abarcador: desde garantizar el intercambio de información entre naves espaciales, hasta facilitar la comunicación con transportes marinos, aéreos o terrestres en cualquier punto del planeta, poniendo a su disposición voz, banda ancha, video conferencia y mensajes cortos de texto (SMS), pasando por garantizar estos servicios a todas las zonas de este enorme país, que cuenta con innumerables regiones de difícil acceso dadas las condiciones climáticas y geográficas, por lo que se torna prácticamente inoperante pensar en desarrollar estos servicios por métodos convencionales.

El proyecto Kosmonet está presupuestado en 20 000 millones de USD, y se considera puede iniciar operaciones en 5 años, y tomar otros tantos para culminarse. Es el primero de su tipo en la historia de uso de estos sistemas tecnológicos, lo que lo hace más “interesante” desde un punto de vista de mercado. Obviamente, estos argumentos -seguramente- harán que otros potenciales contrincantes estén  a punto de presentar proyectos similares, si no es que ya los han estado aplicando con fines totalmente individuales (recordar la relación de origen entre DARPA -origen de Internet- y el lanzamiento del primer sputnik soviético http://xurl.es/xlla8).

La magnitud de la cifra no nos debe hacer fruncir -incrédulos- el ceño: recién se daba a conocer que la empresa Apple Inc, fabricante de computadoras personales e instrumentos tecnológicos como teléfonos móviles  y reproductores de audio, ha sido caracterizada (detrás de Exxon Mobil) como la segunda empresa en valor en Bolsa (298.000 millones de dólares), muy por delante de sus competidores Microsoft (con 240.000 millones) y de Google (193.000 millones). Por tanto, no estamos hablando de cifras que vayan a hacer tambalearse a empresas potencialmente interesadas.

En resumen, esta puede ser una dirección de trabajo que caracterice muchas prioridades a partir del venidero año…ya veremos!

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