Dos libras de procesador, por favor...

Hay definiciones del mundo de las tecnologías que se convierten en términos (no aprobados por la Real Academia de la Lengua) que pululan por doquier, caracterizando el pensamiento y el quehacer propio de diversas actividades y familias de herramientas.

Cuando nos vemos abocados a la necesaria toma de una decisión con respecto a ¿con qué herramienta informática apoyar una determinada acción? debemos pasar por un grupo de elecciones parciales relacionadas no solo con el precio de la misma, sino también -y frecuentemente en primerísimos lugares- con aspectos técnicos del tipo capacidad de cálculo, posibilidades de almacenamiento de información, tipos de formatos que utilizan, fuentes de energía y duración, posibilidades de interconexión con otros sistemas, en fin…

Con respecto al primero de los aspectos nombrados -la capacidad de cálculo- hay un término que se hizo familiar desde los tempranos 80 del siglo XX: los microprocesadores o CPU (Central Processing Unit), componentes electrónicos que definen una parte principal de las potencialidades que acompañan a casi cualquier equipamiento electrónico o informático.

En resumen, la potencialidad de una herramienta suele estar matizada en un alto porciento por las habilidades del CPU con que cuenta. Bueno, está bien: CPU, microprocesador o como se le quiera llamar. Pero, en concreto, ¿qué cosa es?

Bueno, lo que hoy llamamos computadora es -en verdad- un sistema que contiene múltiples componentes, la mayoría electrónicos, y algunos (cada vez menos) mecánicos. Uno de esos componentes, uno de gran importancia -que no el único- es el microprocesador.

Y esta historia -al menos a nivel comercial- ha estado matizada por el quehacer de una empresa cuyas producciones nos acompañan desde hace decenios: INTEL. No es la única, pero ha tenido un protagonismo principal, en especial en la computadoras de la familia IBM compatibles.

Fundada por Gordon E. Moore en 1968, INTEL lanzó al mercado un primer microprocesador en 1971, el “potentísimo” 4004, compuesto por 2.300 transistores que ejecutaba 60.000 operaciones por segundo. Y vamos a hacer un alto para aclarar un asunto:

Medir la potencia de un microprocesador no es tarea simple, no depende de una sola de sus características, por lo que -generalizando- se hace referencia a la cantidad de transistores que contiene, como una especie de unidad de comparación.

Simplificando, podemos entender que a más cantidad de transistores contenidos en el microprocesador, este tendrá más “potencia”. Justo la conocida ley de Moore trata sobre el tema: esta “ley” enunciada en 1965 de forma empírica por Gordon E. Moore, plantea que la cantidad de transistores contenidos en un microprocesador se duplica cada 18 meses. O lo que -aproximadamente- sería lo mismo que decir que la potencia se duplica cada año y medio.

La propia historia de los microprocesadores de INTEL demuestra esta atención por la cantidad de transistores contenidos en un chip. Buscando aumentar la potencia resultante los esfuerzos han sido diversos, y una de las principales líneas de investigación y desarrollo ha estado vinculada con disminuir el tamaño físico de los transistores.

Y esto tiene diversas ventajas: consumen menos energía, generan menos calor, puede agruparse un mayor número en un mismo microprocesador, y por tanto dotarlo de mayores “capacidades”.

Solo para dar una idea: el primer micro lanzado por INTEL en 1971, el 4004, tenía 2300 transistores; otro modelo, que alcanzó un éxito rotundo, fue el 8086, lanzado en 1978 (7 años después) , tenía 29 000 transistores, más de 10 veces que el anterior. En 1988, el 80386 contaba con 275 000 transistores. En 1989, el 80486 DX contaba con 1 200 000 transistores, y en 1997, el Pentium MMX, 4 500 000 millones.

Esta lista podría seguir creciendo, pero no es esa la intención. Un último dato -eso sí- para cerrar este rápido viaje: el modelo de mayor fama desde 2008 es el INTEL Core i7, que tiene…774 millones de transistores. ¡ 336521 veces más que el 4004 de 1971, de hace 37 años!. Casi 10 000 transistores más por año…Y recuerden: más transistores, más capacidad de trabajo, más “inteligencia” contenida en el microprocesador.

Este aumento de la cantidad de transistores y la reducción de su tamaño permitió otro avance importante: poner juntos varios microprocesadores en una misma “empaquetadura”. Y -entonces- poder hacer realmente varias cosas simultáneamente, no de forma simulada. De aquí los modelos llamados Dual Core, Core2 Duo (con dos micros juntos), Core2 Quad (con cuatro micros) y el Core i7 modelo Gulftown  (con siete núcleos)

Pero la historia no se desarrolló solo en esta dirección: desde hace unos años merodean los GPU, una familia de procesadores diseñados para las operaciones vinculadas con el uso de gráficos.

Las ventajas de adicionar a nuestro CPU un GPU (Graphics Processing Unit) no se han hecho esperar: se descargó al procesador central de las operaciones relacionadas con las imágenes, y por tanto, pudo ocuparse de más tareas de su incumbencia.

Pero…ahora aparece un nuevo término, APU (Accelerated Processing Unit), que pretende definir aquellos procesadores (multinúcleo) donde se incluyan algunos dedicados a gráficos con el fin de prescindir de tarjetas gráficas.

Un ejemplo de la empresa AMD, los procesadores de la familia Llano, construidos con arquitecturas de 32nm, cuentan con 5 núcleos (5 procesadores independientes en una sola empaquetadura), de los cuales uno trabajará sólo con gráficos.

La serie Llano ha sido capaz de lidiar con 30 GigaFlops a la vez (109 operaciones con números fraccionarios por segundo), y esto resulta una cifra muy interesante para el concepto de la multitarea, logrando un sustancial ahorro en su consumo energético, al optimizarse los canales de comunicación entre componentes contenidos en un mismo chip.

Dada la demanda de herramientas portátiles que no hagan concesiones en lo relacionado con su potencia, ahora se habla de los System-On-a-Chip (SoC), o lo que es lo mismo, el procesador, la gráfica y la gestión de la memoria todo junto en un mismo micro. Tamaño y coste reducido,  mínimo consumo energético, máximas prestaciones, todo esto permitirá crear productos autónomos, pequeños, potentes y “baratos”.

Indudablemente estas creaciones apuntan a dos familias de herramientas : tabletPC, con un crecimiento pronosticado de 181% en 2011, y teléfonos “inteligentes”, llamados a caracterizar gran parte de las acciones en un futuro muy cercano (un pronóstico de la empresa Gatner augura que en 2013 habrán 1.78 mil millones de computadoras personales  y los smartphones en ese mismo año serán aproximadamente 1.82 mil millones..)

Ya hay algunas muestras: LG acaba de conmocionar al mundo a finales de 2010, cuando anunció el lanzamiento de su teléfono móvil modelo OPTIMUS 2X, con el procesador nVidia Tegra 2 de doble nucleo, que cuenta con …¡260 millones de transistores!¡Más que un Pentium D, usado para las computadoras de oficina!¡Más que muchas netbook y sus procesadores INTEL Atom! Pero, ¿qué es esto?¿Hasta dónde vamos a llegar?

Ya veremos…



No hay comentarios: