¿Caos tecnológico...o humano?

En una lectura “de superficie” a principios de semana (incluyendo un toque de serendipia, como nos sugeriría Francis Pisani) hemos sufrido el embate de un grupo de temas que -no por conocidos- dejan de resultar preocupantes, y traernos a la realidad: las más avanzadas tecnologías, las herramientas más eficaces en un determinado sentido…¡pueden ser usadas -con igual eficacia- en nuestro detrimento!.



Primera lectura: la red, los internautas, los medios de prensa presentes en el “ciberespacio” han convulsionado con la presentación de pruebas durante un evento llamado Where 2.0 (desarrollado en California del 20 al 21 de abril)  que indican que herramientas creadas por dos de los grandes protagonistas del “desarrollo” (la flamante empresa coreana HTC, y la mística Apple), en especial algunos modelos de móviles y tabletPC, graban de forma oculta (en un archivo llamado consolidated.db) datos sobre nuestros movimientos geográficos, que son transferidos a nuestros ordenadores de mesa o portátiles durante la acción conocida como sincronización (consistente en un intercambio de datos entre ambas terminales, fundamentalmente los relacionados con nuestra agenda, directorios telefónicos, imágenes y sonidos capturados…)

Esta declaración ha tenido de inmediato ecos a niveles -incluso- gubernamentales, cuando -por citar unos pocos ejemplos- el gobierno de Corea del Sur (téngase en cuenta que HTC es surcoreana) ha pedido explicaciones a la empresa Apple sobre la recolección de información “privada” de los dueños del muy famoso iPhone, o funcionarios federales de la fiscalía del Estado de New Jersey investigan actualmente sobre la recogida de datos de estas plataformas móviles, y un portavoz de la Oficina de Asuntos sobre Privacidad del gobierno de Canadá realiza declaraciones sobre su preocupación al respecto.

Pero…el tema alcanza ribetes dramáticos cuando se demuestra (según The Wall Street Journal, que cita al experto en seguridad Samy Kamar) que varias terminales HTC, usando Android como sistema operativo, transmiten varias veces cada hora datos a los servidores de Google sobre nuestra ubicación física, algo que no ha gustado nada a propietarios y asociaciones defensoras de la privacidad ciudadana. Para ellos, una cosa es hacer check in a discreción, y otra es ser “traceado” indiscriminadamente.

El temor tras este asunto está relacionado con la posibilidad de que toda esta información sea usada de forma comercial en plataformas publicitarias vinculadas con las redes sociales, un mercado que alcanzará los 8.300 millones de dólares en 2014, según la consultora Gartner. 

Segunda Lectura: Según un informe del Dpto. de Justicia norteamericano, Rogelio Hackett, un pirata informático georgiano fue encausado en un tribunal de Alexandria (estado de Virginia), encontrándosele culpable de poseer más de 675.000 números de tarjetas de crédito robadas y otros datos sensibles en sus ordenadores y correos electrónicos.

En su declaración Hackett admitió haber conseguido la información sobre tarjetas de crédito pirateándolas de los ordenadores de ciertas empresas, accediendo a sus archivos de datos, o (y esto puede ser lo peor) comprando esos números a través de "foros" en internet que están organizados por personas que trafican con este tipo de información.

La condena propuesta por el tribunal incluye 10 años de prisión y 250 000 dólares de multa, pero…nada se dice sobre un posible accionar legal sobre este floreciente mercado, posiblemente soportado en servidores informáticos de red ubicados dentro de los propios EU (de los 240 servidores raíz o TLD-Top Level Domains, 58 están ubicados dentro su territorio, el mayor número a nivel mundial, ver http://www.root-servers.org/)  o en países relacionados directamente con ellos.

Podríamos preguntarnos ¿por qué no organizar un operativo contra este oscuro mercado como el que vimos poner en práctica contra Wikileaks?

Tercera (y última) lectura: Hay gran preocupación en varios grupos informáticos debido a la multa de 5 millones de dólares impuesta por un jurado de Texas a Google, por la reclamación sobre violación de patentes impuesta por la empresa Bedrock Computer (que persigue desde tribunales igualmente a Yahoo!, Amazon o PayPal). Y hasta aquí, todo está bien: si hay violación, debe haber sanción.

Pero…la patente -supuestamente- violentada data de 1997, y Linux (objeto principal de la demanda, y base de Android) es de 1991, lo que ha llevado a que teóricos del tema, como Steven J. Vaughan-Nichols, de ZDNet (empresa de servicios de información en línea, focalizada en tecnologías de información, política y medio ambiente) expresen que “se demuestra que el sistema de patentes norteamericano permite que un jurado tome en serio demandas de empresas especialistas en reclamaciones de patentes”.

Y si esta demanda fuera la única, pues nada, no habría mayor preocupación, pero de Android (“paradigma” de la línea de trabajo de código abierto) cuelgan otras 41 reclamaciones, y la mayoría -al decir de algunos teóricos del tema- parece estar guiada más por el éxito de este sistema operativo en el mundo de la telefonía móvil (en especial la familia smartphone) que por el celoso cumplimiento de la legalidad. 

Obviamente, las maniobras no se hacen esperar, y recién asistimos a la compra -por Google- de 6.000 patentes de Nortel, una telefónica canadiense en bancarrota, a los efectos de proteger a sus creaciones de acciones estratégicas como -por ejemplo- la de reclamarle la violación de patentes relacionadas con Java, originalmente propiedad de la empresa Sun, y que fue comprada posteriormente por Oracle, el -ahora- ofendido demandante.

Fin de la historia:  estas lecturas de lunes pueden dejar una niebla oscura frente a nuestros ojos…aunque -obviamente- no debemos cerrarlos o desviar la mirada: finalmente, son también aristas de las plataformas tecnológicas que nos acompañan por doquier, o ¡mejor! del uso que los humanos estamos haciendo de ellas.

Por tanto, si depende de nosotros, bien podría mejorarse todo este accionar, ¿no?

No hay comentarios: