¿Correr o saltar?

No existe en el mundo -que sepamos- un organismo encargado de organizar en orden de prioridad las necesidades planteadas por la sociedad.

Obviamente las hay perentorias (vida, muerte, salud, alimentación) , pero incluso el quehacer relacionado con estas “principales” puede ser objeto de cuestionamiento cuando, al no alcanzar los recursos destinados al desarrollo, haya que escoger cuál desarrollar primero y cuales después, lo que puede no ser del agrado de determinados grupos de necesitados.

De aquellos avances relacionados con una motivación de tipo económica pues…NI HABLAR!

A diario vemos como la solución a un mismo problema -no me estoy refiriendo a los reconocidos como necesarios por grandes mayorías, sino a otros frecuentemente superfluos- es perseguida por numerosos grupos de investigadores, aún cuando pueda resultar ocioso duplicar esfuerzos, pero bueno, ¿qué hacer ante la codicia humana disfrazada de interés en el desarrollo?. ¡Paciencia!

La realidad es que los países en desarrollo nos encontramos con la disyuntiva de seguir a pie juntillas el camino trazado por otros más avanzados o, en su lugar, tomar decisiones que puedan -tal vez- acortar el tramo a las ansiadas soluciones.

En resumen, nos surge la duda : ¿corremos o saltamos?. A analizar algunos matices de esta disyuntiva vamos a dedicar el comentario de hoy.


Sin lugar a dudas, el uso de las tecnologías ha cambiado prácticamente todo. Nuestra forma de hacer negocios, de comunicarnos, de socializar y hasta de ser, se han modificado con la implementación del uso de las más diversas herramientas: computadoras, teléfonos, redes, satélites, en fin...

Tal vez el más importante de todos estos cambios sea el aprender a pensar con estas herramientas, y con los escenarios que estas nos van construyendo.

No es un mundo conocido, de hecho lo estamos construyendo entre todos, pensar que los responsables son solo los fabricantes de equipos y programas es solo una versión simplista de estas nuevas realidades, al final si los usuarios -usted, yo o cualquiera como nosotros- no aprobamos las propuestas, estas languidecen y desaparecen, se cuentan por decenas los ejemplos de grandes lanzamientos que pasaron del estrellato al olvido en un abrir y cerrar de ojos.

Pues bien, desde este campo del pensamiento, es importante que nos hagamos algunas preguntas, antes de seguir -cual manso ganado- a las propuestas que nos hacen hábiles comerciantes desde un mercado no muy respetuoso de nuestras necesidades que digamos.

La primera de ellas. Se reconoce la existencia de una brecha digital, consistente en una distancia entre países desarrollados y en desarrollo en lo relacionado con la tenencia, uso y apropiación de las tecnologías más diversas, en particular las informáticas y de comunicaciones. Por tanto, habría que acelerar el paso para intentar acercarnos al estado en que seamos competitivos en un mercado ya globalizado y cambiante en extremo. ¿Debemos entonces esperar a transitar por absolutamente todas las etapas por las que ya pasaron los que encabezan el pelotón de avanzada?

Obviamente cada país guía su desarrollo a partir de sus características propias (sociedad, cultura, filosofía) por tanto, puede suceder que algunas de las etapas vencidas por estos “líderes” no sean necesarias o no se ajusten a nuestras necesidades. Asi de simple.

Un agricultor suizo, por muy desarrollado que pueda ser, no tiene por qué conocer las características que matizan el quehacer agrícola de un país como Cuba o Bolivia, y esto no quiere decir que en esencia se usen criterios opuestos, pero sí que ha de tomarse en cuenta el condicionamiento local para el desarrollo de cualquier tarea tendiente a resolver un determinado problema.

Llevado a los términos de otras tecnologías, tal vez aunque el mundo haya transitado recientemente -por citar un ejemplo- por la instalación de la versión VISTA del sistema operativo WINDOWS, eso no significa que todos los países que pretendan informatizar un determinado peldaño de su quehacer tengan que instalar también esta tan cuestionada versión del programa de Microsoft.

Esto podría significar -en términos estratégicos- saltar esta versión, o lo que es lo mismo, esperar por la aparición de una nueva variante de este programa o de otro similar que nos garantice en mayor medida la necesaria estabilidad y productividad de nuestras tareas más perentorias.

¡Qué bien, no? Así nos ahorramos tiempo y dolores de cabeza, pero… no seamos ilusos, no siempre saltar escalones es conveniente, porque aunque en apariencia resulta ventajoso, no podemos perder de vista que tampoco adquirimos la experiencia que pudimos haber obtenido de la práctica que nunca realizamos.

La segunda pregunta que proponemos. ¿Quién puede conocer mejor los detalles de una necesidad que los propios necesitados? Significa que es muy poco probable que podamos importar, mecánicamente, soluciones a nuestros problemas, aunque estas vengan de grandes centros de investigación de países desarrollados. Si como dicen los teóricos, el hombre piensa como vive, las soluciones han de venir de creadores que vivan como los necesitados, y entiendan en detalle sus exigencias.

Por tanto, cifrar excesivas esperanzas en posturas del tipo “¡cuando lleguemos a tener el equipamiento que ellos -los más desarrollados- tienen, todo estará resuelto!”, o “con la nueva versión de tal programa si que vamos a poder dar solución rápida, económica y conveniente a nuestras necesidades!” puede resultar infantil, costoso y frustrante, no porque el equipamiento resulte un fraude, sino porque, generalmente, se adecua a condiciones propias de otros entornos y a otros niveles de conocimientos, a los que SI podemos aspirar para llegar a explotar a cabalidad los recursos de que dispongamos.

El caso de las computadoras portátiles conocidas como NETBOOK es -tal vez- un buen ejemplo. Concebidas como un equipamiento ligero que sirva de acceso a prestaciones brindadas por máquinas MUY PODEROSAS a las que se accede a través de redes informáticas y de telecomunicaciones, si son utilizadas en regiones sin estas prestaciones tecnológicas de conexión, bien poco pueden brindar.

Este es un ejemplo en que saltar a la punta de la tecnología puede dar un frustrante resultado, y nos indique que tal vez debamos andar por algunos pasos anteriores, más acordes a nuestras condiciones específicas.

En esta misma línea de estudiar en detalle y -tal vez- transitar por los pasos de otros países más desarrollados están los temas relacionados con la repercusión del uso de ciertas tecnologías en asuntos “legales”.

Derecho de autor, intercambio de información, compra y venta de servicios, pagos a través de herramientas tecnológicas, son acciones -entre otras tantas- propias de un nuevo escenario en el que no pocos están abogando por un cierto control, que no significa necesariamente limitación, pero si conciencia de lo que se está haciendo y sus repercusiones.

En este campo los ejemplos abundan, y los especialistas de estos temas plantean que el problema radica en que las tecnologías avanzan a mayor velocidad que la actualización de las normas jurídicas, y por tanto, se producen ciertos “vacios legales” .

Por citar un caso, son repetidas las ocasiones en que bases de datos con registros de clientes individuales incluyendo direcciones, teléfonos, números de cuentas bancarias y de tarjetas magnéticas han pasado a ser “accidentalmente” de conocimiento público, y usted se encuentra que, de pronto, su nombre o sus medios de pagos están siendo usados en el otro extremo del mundo, en donde nunca ha estado!

En conclusión, alguien puede estarse preguntando ahora mismo: ¡Pero bueno!, ¿entonces qué, pasamos por todo lo que los demás pasaron, o nos saltamos algunas etapas, en aras de llegar antes? En verdad solo hay una sugerencia válida : hay que estudiar minuciosamente la experiencia ajena, evitar la improvisación, y tratar de adquirir el conocimiento que nos permita, llegado el momento de la toma de una decisión, si correr o saltar.

¡Y no es fácil predecir en cada caso cuál será el mejor proceder!
¡El mundo está cambiando a una velocidad vertiginosa, hasta algunas cosas que se consideraban inamovibles, incluyendo las escuelas y las evaluaciones, esas que han hecho temblar a más de uno!

Ya veremos….

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