Sociedad Red, 2do episodio

El hombre es un ser social, dicen estudiosos y especialistas de la especie que más se ha destacado en los últimos 200 000 años sobre la faz de la tierra.

Tiende a vivir en comunidades, trabaja en equipo, se relaciona, se comunica….y esto es una característica muy importante. Para todo esto, el hombre ha dedicado innumerables esfuerzos relacionados con lograr una comunicación más efectiva, a través de diversos canales: pinturas en las paredes, gruñidos, silbidos, gestos faciales, manuales o corporales, en fin, ha echado mano a cuanto recurso le permita expresar los -cada vez- más sutiles matices de sus pensamientos y estados de ánimo.

Atendemos continuamente a la comunicación con nuestros semejantes : esto se puede constatar con el período de tiempo -más o menos largo- que todos dedicamos diariamente a estar frente al espejo (aunque no lo reconozcamos), convencidos de que nuestra imagen transmite muchos de nuestros más ocultos estados de ánimo, postura ante la vida y otros tantos detalles.

Y esta relación con otros humanos nos resulta interesante, divertida, productiva, y nos lleva a prestar atención de forma especial a todo recurso que nos permita desarrollarla con efectividad, como es el caso de las redes y sus repercusiones, a las que hoy vamos a prestar especial atención en nuestro comentario de hoy.

La intención de conectar dos puntos remotos para intercambiar informaciones tuvo su base en el ahorro de esfuerzos : resultó especialmente económico tender un alambre de metal entre dos puntos remotos para transmitir una corriente eléctrica usando cierto código para entenderse, en vez de tener que trasladarnos de un lugar a otro para comunicar una confirmación, una negación o cualquier detalle propio de los más diversos temas.

Después vino el tfno, y se incorporaron nuevos matices a esta comunicación, cuando pudimos oír las inflexiones de la voz de nuestros interlocutores. No era lo mismo que nos dijeran SI, en una cuerda de total convencimiento, a que oyéramos si,si, en una franca intensión de salir de nosotros.

Después, con el cine y la tv, pudimos ver a nuestro interlocutor -no él a nosotros-  pero aquí tomaron el poder del hecho comunicativo las imágenes, y -por solo citar un ejemplo- la gesticulación facial y manual resultaron especialmente expresivas, protagónicas.

Pero, lo de la comunicación por las redes actuales no tiene nombre!. Escribimos y nos escriben, hablamos y nos hablan, vemos y nos ven…y la comunicación está de fiesta. Imágenes fijas y en movimiento, sonido de alta calidad, textos animados, incluso todo mezclado, los portadores de mensajes se potencian los unos a los otros. Y todo esto gracias a los soportes tecnológicos que han echado a volar la imaginación de los propios humanos que los están creando. Por ejemplo.

Con una visión geográfica de pequeña escala, las personas íbamos a los espacios públicos (por ejemplo, el parque del barrio) a ver a otras personas, poder “conectar” con ellas…y a que nos vieran y conectaran con nosotros.

No obstante, si interesante resulta encontrarse visualmente con otros semejantes a escala local, imagínense lo que puede significar hacerlo a escala global.

Y esto es lo que, desde ya hace un cierto tiempo, se está propiciando gracias a las redes, con un cierto pensamiento que acuñó la frase “ciudadano del mundo” por encima de la limitación local del tipo “habanero”.

Por tanto, la visión inicial de Lawrence G. Roberts (del Laboratorio Lincoln, en el MIT)  en la que una red de computadoras enlazadas por vía telefónica permitía intercambiar mensajes con puntos remotos evolucionó de forma no pensada por sus creadores hacia un escenario donde no hay límites para el internauta, ellos tienen acceso a la información, la comparten, la debaten y APORTAN, lo cual es un nuevo elemento.

Del hecho de facilitar el aporte individual a un tema, surgió una diferencia esencial con la situación anterior : si usted acude a una biblioteca, consulta un prestigioso libro y -debido a su propia experiencia y conocimientos previos en la materia- no coincide con la forma en que en él se plantea un tema específico…pues nada!, resignación, la magnitud del esfuerzo (físico y monetario) que implica la edición de un libro tradicional que comente o increpe al ya consultado, excede frecuentemente con creces nuestras posibilidades de tiempo y recursos, por tanto, solo queda el conversar con amigos y colegas sobre el asunto.

Pero, ahora todo cambió. Las publicaciones que encontramos en la red pueden ser accedidas, analizadas, contrastadas, debatidas con otros grupos de internautas cercanos al tema, e impugnadas de forma inmediata, a través de cualquiera de los mecanismos que se ponen a la disposición de los usuarios : la publicación de artículos en sitios de opinión, o en blogs personales, o en forma de opiniones dejadas directamente en el lugar de la publicación, hoy es frecuente encontrar recursos puestos en función de colectar opiniones directamente en el sitio donde encontramos los temas expuestos. Y esto está MUY BIEN: De esto trata la creación colectiva o colaborativa, de la posibilidad de interactuar  con la información, lo que significa mucho más que recibir o consumir los datos que encontremos.

De esta forma el interés de una gran parte de los humanos en acceder a esta estrategia de intercambio, colaboración y creación colectiva ha potenciado extraordinariamente las tecnologías que tiendan a facilitar estos asunto, e incluso han comenzado a crear nuevos lazos, nuevas formas de combinarse los distintos grupos sociales : tanto el estudio como el trabajo, el ocio o el consumo han pasado a estar caracterizados por los matices de estos escenarios.

Incluso se habla de una nueva formación social,  conocida como Sociedad Red, de la que se conoce –como concepto- desde 1991, a partir de la obra de Jan van Dijk, desarrollada y publicitada por Manuel Castells. Esta nueva sociedad, nace de una revolución tecnológica basada en la información y el conocimiento, generando como consecuencias directas los siguiente hechos:

•    La nueva economía es informacional, de forma que la generación y transformación de la información son determinantes en la productividad del sistema,
•    La nueva economía es global, es decir, opera a nivel planetario, la nueva economía está en red, dando lugar a la empresa-red, organización económica de nuevo cuño con alta flexibilidad y operatividad, de configuración variable y que funciona como una red: plana en jerarquías y donde lo importante es la interconexión de los distintos nodos.
•    Estas características de la nueva economía cambian radicalmente la forma en que se dan las relaciones de producción, experiencia y poder, redefiniendo el mercado de trabajo y el empleo, la cultura, la Política, el Estado, el consumo, entre otros tantos aspectos de la compleja sociedad humana. Y estas son declaraciones MUY SERIAS, que van más allá de los sistemas tecnológicos.

Ya veremos.

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