Ambivalencia afectiva...



Las discusiones alrededor del tema de la llamada “piratería” informática ocupan más de una portada -diariamente- en muchos de los medios de información de la red. Se anuncia el cierre de sitios WEB que permitan el intercambio de archivos sin el cumplimiento de medidas legales devenidas de otras épocas, se aprueban normativas, leyes, en fin…

Sin embargo, muchos articulistas refieren que cada medida coercitiva da lugar a un crecimiento en flecha de este tipo de trasiego. Por otra parte, los nuevos “justicieros” del bosque informático se erigen como defensores de los “desposeídos” y cargan -con creciente efectividad- contra grandes empresas, organismos, gobiernos y países enteros, las culpables de tanto desmadre -según la opinión de estos protagonistas-llevando el nivel de tensión a niveles antes desconocidos. 

Encima, muchos de los participantes -accidentales o gustosos- no se ponen de acuerdo, como es el caso de la disputa que se mantiene sobre el dominio rojadirecta.org, recientemente clausurado por las autoridades de los EU, a contrapelo de una decisión de mayo de 2011 de la audiencia de Madrid, en la que se desestimó el recurso presentado por Audiovisual Sport, que pedía el cierre de rojadirecta.com por supuesta violación de la propiedad intelectual. 

En este caso, el juez español afirmaba que rojadirecta era solo un "intermediario", conclusión semejante a la que se llegó en el caso de YouTube y la demanda del Canal Telecinco (España): según el fallo, “la responsabilidad por eventuales violaciones a la propiedad intelectual de terceros es personal, lo que lleva invariablemente a la conclusión que las eventuales demandas deben ser presentadas contra cada usuario particular, y no contra YouTube.”

En contraposición al accionar español, en noviembre de 2010, el senado de Estados Unidos aprobó un proyecto de ley para enfrentar la piratería, cuya principal medida es el cierre de sitios que permitan descargas de contenidos protegidos, mediante la anulación del registro de su dirección en internet, o sea…¡¿ellos habrían cerrado YouTube?!. Hay que entender que Estados Unidos tiene -potencialmente- la posibilidad de anular casi cualquier sitio web dado que el registro de los dominios está alojado o gestionado en su territorio.

Realmente lo que están implementando es una maniobra consistente en redireccionar la solicitud de acceso hecha por un internauta que desea -por ejemplo- acceder a información contenida en un sitio como www.rojadirecta.org , llevándolo hasta un sitio propio del gobierno norteamericano, donde se muestra una información en que se “explica” que el sitio en cuestión ha sido confiscado por actuar fuera de la ley (norteamericana).

Y es que el término de “piratería” en el escenario informático no está -aun- bien definido, y tal vez no llegue a estarlo nunca…

Mientras algunos defensores de esta actividad solicitan profundizar en el tema para llegar a caracterizar a “miles de personas alrededor del mundo, que utilizan el Internet como infraestructura para accesar y compartir lo que les gusta, interesa, aprenden y valoran y,  por lo tanto, consideran normal compartirlo y hacerlo accesible – sin fines de lucro – o al menos, “lucro” como los meros piratas lo conocen”, otros lamentan que “contamos con una pléyade de altruistas ciudadanos que regalan el trabajo de otros a cambio de publicidad en su web, erigiéndose además en los libertarios modernos, garantes de la libertad de expresión que hurtan a sus legítimos propietarios, y promotores del nuevo concepto de cultura gratis”

Un estudio contratado a la consultora estadounidense IDC a instancias de Coalición de Creadores e Industrias de Contenidos(CCIC), plantea que este mercado “pirata” movió potencialmente en el primer semestre de 2010 más de 5.200 millones de euros, tres veces y media más que el mercado legal de todos estos contenidos, que generó solamente 1.560 millones de euros. 

Además, supuestamente solo el 58% de los usuarios estarían dispuestos a pagar el contenido que se descargan, generando unos ingresos potenciales de 9.300 millones anuales en 2010, en lugar de los 3.100 millones pronosticados.  Y esta “magnitud” puede estar justificando tanta energía por parte de los que pretenden “controlar” el tráfico de datos en la red. Pero…¡es que ya se está pagando bastante!, plantean otros contendientes: vean el “canon digital”, nos proponen.

¿En qué consiste? Se supone sea una compensación por el derecho de los ciudadanos a realizar copias privadas de contenidos protegidos por los derechos de autor. Es decir, por citar un ejemplo hipotético, un país podría permitir la copia de  contenidos, pues el canon sería una compensación que se pagaría a los titulares de los derechos (entre ellos los autores) por lo que dejan de ingresar.

El canon lo paga el fabricante (de los DVD, teléfonos móviles, discos duros externos, impresoras, escáner, fotocopiadoras ) quien, acto seguido, lo incluye en los precios de venta de sus artículos. En fecha tan “temprana” como 2007, solo en España se habrían recuperado alrededor de 100 millones de euros por este concepto.

Algunos países lo han adoptado, otros tienen propuestas en análisis y discusión, pero no se ha logrado un acuerdo estable al respecto, y los últimos sucesos relacionados con las crisis financieras de varios países (incluyendo Europa y Norteamérica) no han resultado escenarios propiciadores de estas negociaciones. 

Una conclusión apresurada podría ser: ¡es que el consumo gratuito es tentador, aun a sabiendas de lo poco motivador que pueda resultar a los creadores de no implementarse alguna forma de pago en retribución! 

Sin embargo, el “ecosistema” red es curioso: desde 2008 -al menos- se viene hablando de una nueva “profesión” conocida como “goldfarmer(con una difícil traducción al español), que consiste en…participar en juegos del tipo MMORPG (massively multiplayer online role-playing game) como World of Warcraft o Diablo III,  e intentar obtener objetos de valor dentro del mundo del juego(oro, armas, poderes, objetos valiosos…), para luego intercambiarlos con otros jugadores por dinero real a través de sitios como Ebay, usando herramientas como PayPal.  

A este proceder se le ha caracterizado como “mercado gris” pues aunque existen jugadores y compañías que lo rechazan, su continuado crecimiento demuestra que hay otros muchos dispuestos a pagar buen dinero a cambio de estos servicios y grandes compañías creadoras de los videojuegos que suelen hacer las “de la vista gorda”.

¿Tamaño de este mercado (según estimado del Banco Mundial, agencia especializada de la ONU ) 

3 000 millones de USD en 2009 de los cuales aproximadamente el 75% viene de "occidentales" que pagan los servicios de los “gold farmers”.

¿Y entonces?¿Hay disposición para pagar por “productos y servicios” a ser consumidos durante un juego informático, y no la hay para retribuir a los creadores de lo que disfrutamos en el mundo real?

Pero, ¡¿ qué mundo es este?!

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